MIEDO
A veces presentamos nuestro Plan de Parto en el hospital al que acudiremos para dar a luz… y no es bien recibido. O hacemos preguntas… y nos dan malas respuestas. O expresamos nuestras preferencias… y nos tratan de locas.
Yo lo resumiría básicamente en una palabra: MIEDO.
Se habla a menudo de desinformación, de la formación obsoleta de los sanitarios, de protocolos, de personal escaso o infraestructuras insuficientes.
Pues yo creo que lo que más daño hace a las mujeres y a los bebés en el momento de parir y nacer es el MIEDO. Los profesionales tienen MIEDO de todo, y esas reacciones de histerismo ante un simple plan de parto son una clara manifestación de ello. Les aterra que algo salga mal y luego les culpen, les aterra el proceso del parto en si, tan salvaje y animal, tan poco racionalizable.
En el parto interviene el cuerpo y los sentimientos... pero el cerebro más bien poco, y eso da mucho miedo a la gente acostumbrada a trabajar solo con la cabeza, con sus datos medibles, con sus números, sus estándares, y todas sus enormes limitaciones.
Cada parto es un pequeño milagro, y eso debería infundir un enorme respeto, pero a la mayor parte de los ginecólogos solo les da MIEDO, malestar, incertidumbre, ansiedad, urgencia, todo debe empezar lo antes posible para acabar lo antes posible, ya, ya, ya, rápido, rápido, rápido... Y todo debe estar perfectamente controlado, deben hacer todo, absolutamente todo lo que está en su mano para que ese parto (y todos los partos) sea un poco menos salvaje, y un poco más "humano", es decir más cerebral, mas frío, mas científico, más médico. Y para ello, deben poner vías, poner monitores, poner suero, poner epidural, hacer episiotomías, poner puntos... ¡Y esto como lo mínimo! Porque luego están las Kristeller, los pujos dirigidos, las ventosas, los fórceps, y las cesáreas: el súmmum del intervencionismo médico en los partos, donde el nacimiento se convierte en una intervención quirúrgica donde ellos son los verdaderos y únicos responsables de todo. Y curiosamente, lo que más MIEDO debería de darles es lo único que les tranquiliza. Casi los veo suspirar aliviados:" ¡Uff, cesárea, por fin! Se acabó el MIEDO, la tensión, la espera. Lo sacamos, cosemos y punto.” Y lo peor de todo es que el MIEDO es muy contagioso, y las madres somos muy sensibles, y nos asustamos, nos preocupamos, dudamos, es normal. Y nos meten el MIEDO en el cuerpo, vaya que si lo hacen, y bien metido desde el principio del embarazo, todo se vuelve temible, y terrible: - El jamón, los gatos, la falta de vitaminas, los medicamentos, las radiaciones, las infecciones, engordar mucho, engordar poco, tener diabetes o no tenerla, las malformaciones fetales, el crecimiento del feto lento o desproporcionado, el crecimiento rápido, el tamaño pequeño, el tamaño grande, la posición de nalgas, de cara, de lado, tener contracciones, no tener contracciones, que el bebé se encaje muy pronto, que no se encaje, que empiece el parto pronto, o que empiece tarde, el cordón umbilical con vueltas o sin vueltas, muy corto o muy largo. Que el parto sea demasiado rápido y que no de tiempo, o que sea muy largo y la espera se haga insoportable, que duela demasiado, o que no sientas las contracciones, que el niño no quepa, que tu periné no sea bueno y que te desgarres... Luego el niño estará frío, o le bajará la glucosa, o no mamará, o querrá mamar demasiado...
El MIEDO es muy malo.
Solo les pedimos a los profesionales, que por favor no tengan MIEDO al parto.
Algunos son muy buenos, porque definitivamente han perdido ese MIEDO. Ya no temen los nacimientos, se han hecho amigos íntimos del proceso, y lo disfrutan, casi tanto como las mujeres a las que acompañan.
En realidad los que atienden partos nunca deberían ser médicos, los médicos no saben casi nada de personas sanas ni de procesos fisiológicos. (Deberían saberlo, pero lo han olvidado.) Están entrenados para buscar patologías, para detectarlas, y resolverlas. En la mayoría de los partos no se presentan alteraciones, y entonces ellos tratan el parto como si fuera en si mismo una patología que hay que curar.
Si tu llegas y le dices: "Doctor, no necesito que cure usted mi parto, estoy sana y voy a tener un bebé sano en un parto sano, no le necesito, muchas gracias." Entonces ellos se ponen nerviosísimos, se indignan, se ofenden: “Deberías tener MIEDO, yo estoy aquí para salvaros, el parto, (la reproducción en general) es un proceso terrorífico, lleno de peligros y trampas mortales que hay que salvar.”
Os contaré algo sobre otro médico, un hepatólogo especialista en transplantes, un gran médico, y he descubierto porqué lo es, hace muy poco: porque el no tiene MIEDO al transplante, ni a todo lo que viene después, es algo que conoce bien, que disfruta, se ha hecho amigo de los transplantes hepáticos, y disfruta con ellos, por eso los hace cada vez mejor, y nunca, nunca tiene MIEDO. Eso es algo que se nota muy bien en la actitud de las personas, el MIEDO digo.
Ojala los ginecólogos y las matronas se hicieran mucho mas amig@s de los partos y dejaran de temerlos porque los atenderían mucho mejor. El más famoso ejemplo de obstetra amigo de los partos es Michel Odent.