
Morir solo o sola. Parir sola.
Ahora, en plena pandemia, se muere solo. Alguien lo decidió y ahora parece que “toca morir solo”. Y también en muchos hospitales “toca parir sola”.
Me imagino a mi hijo o mi madre muriéndose solos y mi cuerpo se convierte en un nudo.
Parece que el acompañamiento estos días se ha convertido en algo caprichoso. Algo supérfluo del que se puede prescindir fácilmente.
Por la pandemia, por la saturación en los hospitales, por la falta de perspectiva.
La muerte, el parto y el nacimiento son grandes transiciones vitales, y el acompañamiento durante estos procesos es algo vital también.
Y no se trata de comparar, o decir que el derecho a acompañamiento durante el parto está por encima de todo. Pero se nos dice que ahora nos toca callar “porque hay muchas personas que se tienen que morir solos”.