¡A mí los carabinieri!
Por Adela Recio
No puede ser verdad... pero lo es. En Italia el Ministro de Sanidad ha comenzado a enviar a los carabinieri a varias clínicas y hospitales del país para que confisquen las historias clínicas de las mujeres que han dado a luz en esos centros y determinar si realmente había motivos médicos que justificaran que se les rajara el abdomen (link a la noticia de El Mundo, del pasado martes.)
¿Por qué? Porque una cesárea le cuesta mucha pasta al Gobierno italiano como para ir haciéndola así como así. ¿O qué se pensaban? ¿Qué se iban a molestar en averiguarlo por motivos éticos como por ejemplo: “para qué meter a una mujer en quirófano si no es necesario”? El motivo de la pasta es mucho más importante, ¡dónde va a parar!
Da igual que las cesáreas no necesarias incrementen la morbilidad y mortalidad de las madres. Da igual que las cesáreas innecesarias supongan un aumento de complicaciones, ingresos, y mortalidad en los recién nacidos.
¿Qué es más importante? ¿La salud de las mujeres o la pasta? ¿La salud de los recién nacidos o la pasta? La pasta, por supuesto.
Pero a ver, ¿de cuánto hablamos? Indagando en los precios de nuestros propios hospitales encontramos que en Madrid la cesárea se cotiza a 2.867 Euros la raja, mientras que un parto vaginal (normalmente aderezado de otros cortes, aunque esta vez no en el vientre) se nos queda en 1.647 Euros de nada. Más de mil euros de diferencia, sin contar con lo que cuesta ingresar a un recién nacido que sufre las consecuencias de una cesárea injustificada.
Así no hay duda: si un hospital va a cobrar según el producto que venda, como es el caso de Italia, pues… ¡que viva la pasta! Bueno, no vayan a pensar que esto sólo sucede en Italia. Aquí tenemos el mismo tipo de mercado. No se lleven las manos a la cabeza porque en Italia la tasa de cesáreas sea de un 38,4%. Si ustedes y las tasas no se entienden les pongo en situación:
La OMS dice que sólo están justificadas un 10 ó 15% de cesáreas del total de partos de un país, porque ha observado que los países con mejores resultados en el parto (es decir, en los que menos bebés y madres mueren o están enfermos), no superan ese porcentaje.
Entonces tenemos un puñado de países civilizados, como son Finlandia (16,3%), Suecia (17,2%), Noruega (15,9%)… vamos, los de siempre.
Luego estamos los otros de siempre: Italia con su 38%, Reino Unido (24,8% de cesáreas) y España, donde si bien en los hospitales públicos la tasa está en un 21,9%, en la privada alcanza el 34,6%, ¡a la italiana! Y si buscamos en diferentes hospitales es mucho más espeluznante, te encuentras el San Jorge Alcoi de Alicante con un 69,7%, y ya el siguiente nivel lo tenemos en la Clínica San Francisco en Cáceres (100%) donde sólo “te paren” si consientes que te hagan una cesárea programada. Digo yo que a esas dos últimas bien se les puede llamar fábricas de violencia obstétrica.
Vamos, que las clínicas privadas españolas se lucran con el negocio de la cesárea: abren a mujeres que no lo necesitan lo más mínimo convenciéndolas de que es la mejor alternativa. Luego ellas pasan la tarjetita y ya lo tenemos: ¡pasta! ¡Y lo bien que nos viene en estos tiempos de crisis! Por favor... ¡que vengan los carabinieri!