¿Puede haber justicia para Agnes Gereb?
Agnes Gereb, la matrona húngara que ya representa todo un movimiento de matronas independientes, fue sentenciada la semana pasada a dos años de prisión y 10 años sin poder ejercer su profesión. Además se le obliga a pagar los gastos por su juicio, ascendiendo a HUF 1.5 milliones (unos 5.000€).
Ahora más que uno pensará: “Bueno, algo habrá hecho, algo habrá pasado.” No mucho más de lo que puede suceder a cualquier otro profesional de la materia: 4 casos de complicaciones en unos 3.000 partos atendidos. La Dra. Agnes Gereb es obstetra y matrona, y tras casi 20 años de experiencia como obstetra trabajando en el hospital Universitario de Szegeb (unos 5.500 partos atendidos) comenzó a atender partos en casa y en una casa de partos que fundó junto con otras matronas.
Todo comenzó el día 5 de octubre 2010 en la casa de partos, cuando una mujer se puso de parto durante una consulta de seguimiento con la matrona. Todo fue muy rápido, el bebé nació débil. La Dra. Gereb inició la reanimación del bebé hasta que llegó la ambulancia, junto con la policía. A pesar de que la Dra. Gereb reanimó con éxito al bebé y pudo ser trasladado al hospital sin problemas, fue detenida allí mismo por “poner el peligro la vida de otros” y llevada a prisión preventiva. Desde entonces vio afectada su libertad: cuando salió de la prisión preventiva el 21 de diciembre de 2010 pasó a arresto domiciliario hasta hoy.
El problema de base es que en Hungría no hay una asociación nacional de matronas, y los obstetras o matronas que atienden partos fuera de los hospitales están totalmente desprotegidos. No está reglado el tema como en otros países. Para no ir más lejos, en Austria, el país vecino, el parto domiciliario es una opción más de parto reconocida por la Seguridad Social que cubre los gastos del parto, a la mujer sólo le queda por pagar la guardia de la matrona. En Hungría no es ilegal el parto en casa, pero parece que se quiere dar ejemplo castigando a Agnes de esta manera.
Los análisis de expertos internacionales sobre los casos en cuestión no fueron aceptados en el juicio, incluidos los que llegaron desde la propia OMS. A Agnes Gereb ni siquiera se le dio la posibilidad de hablar y ser escuchada durante el juicio, poder expresarse de alguna manera y dar su punto de vista sobre los hechos que llevaron a su detención. Durante el juicio sólo se tuvieron en cuenta las opiniones profesionales de médicos húngaros que trabajan en hospitales y no tienen conocimientos sobre la atención domiciliaria.
Mientras leían la sentencia, fuera del edificio hubo manifestaciones a favor de un juicio digno y bajo las mismas condiciones que hubiera tenido cualquier otro profesional acogido dentro de una institución médica.
Aunque en Hungría- tal y como suele pasar en muchos otros países- raras veces obstetras o matronas trabajando en hospitales terminan recibiendo sentencias. En estos casos suelen aplicarse las leyes de otra manera, si es que llega a celebrarse el juicio, ya que la gran mayoría de los casos se suspenden antes.
Kinga, otra mujer húngara integrada en la red europea ENCA nos manda dos vídeos de entrevistas realizadas el año pasado en Budapest por Nick Thorpe, corresponsal acreditado de la BBC en Hungría, con Elizabeth Davis y Ina May Gaskin, ambas profesionales muy conocidas y respetadas en este ámbito. (ambos vídeos están en inglés.)
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Por desgracia, esta situación se da en más países, especialmente en la República Checa y Lithuania. Con esta sentencia se vuelve a criminalizar la matronería en general, y la de Hungría en concreto, a pesar de que en abril del año pasado por fin salió una regulación de los partos extrahospitalarios en este país.
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