A Anabel G. Carabantes, matrona, in memoriam (1962-2021)
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Vuela alto, mujer sabia.
Tu que creíste en mi, más que yo misma, me diste la libertad para elegir el mejor camino y a mi hija la oportunidad de se amada sin miedo antes de nacer.
Sin duda, el mundo es mejor gracias a tu legado, gracias por tanto.
Nuestro cariño a tu familia y amig@s
Aurora, Félix y Gema

Ay Anabel... Quiero decirte tantas cosas... Sé que tú las sabes. Te quiero. Eres parte de mi, de nuestra familia. Has estado y estarás siempre presente. Eres eterna. ¡Qué grande eres Anabel!... Qué huella has dejado en todas las mujeres y familias que te hemos conocido. Incluso en las que no te han conocido por lo que hablamos de tí. Qué regalazo toda tú. Qué sonrisa única. Qué sentido del humor. Qué autenticidad. Qué todo. GRACIAS POR TANTO. Eres un ser único y auténtico. De los que dejan huella. Esta familia te agradece todo lo que nos has enseñado con tu manera, tu acompañamiento, tu profesionalidad. Sigues viva en nosotros. ¡¡¡Te queremosssss!!! Sinuhé, Eunice, Manu y Katia

Anabel ha quedado para siempre como parte del recuerdo del precioso parto que tuvimos de nuestra hija. Ese recuerdo tan bonito es compuesto de cuidado, de respeto, de seguridad... Todo lo que Anabel y su lindo equipo exhalaban a cada inspiración. No me imagino un parto diferente, ni un posparto, ni un preparto... Gracias de todo el corazón. Me siento muy triste de que ya no esté aquí Anabel, pero a la vez MUY afortunada de haber podido tenerla en un trocito de nuestra vida (¡y qué importante este trocito!). Gracias, gracias, gracias...

Qué gran mujer, matrona y amiga. Nunca olvidaré el día que te conocí en Cityyoga, embarazada de mi segunda hija y en busca de otro tipo de parto. Nos ayudaste a traer al mundo a Milena en una madrugada llena de emociones. Siempre estarás en nuestros corazones. Un fuerte abrazo para Itaru y los maravillosos hijos que tuvo.


La historia de nuestra familia sería otra sin Anabel. Ella nos acompañó en los dos días más felices de nuestra vida. Siempre vivirá en nuestros corazones y será parte de nosotros de alguna manera.

Conocí a Anabel en la formación de doulas de City Yoga (creo que la primera) y la verdad, es que contagiaba entusiasmo. Era un placer escucharla.
Permanecerá viva en cada una de las experiencias que compartimos y que guardamos en nuestro recuerdo...

Querida Anabel,
Gracias por todo, compañera querida. Tu paso por este mundo ha sido grande, inmenso. Tu luz brillará siempre entre nosotras. Pasar tiempo contigo era un auténtico regalo.
Te echamos de menos. El recuerdo de tantas mujeres lo copa todo. Cuanto amor diste y dejaste.
Lo que te debe el Karma...
Buen camino!

Fuiste el pilar más importante y a la vez silencioso y discreto que me permitió tener los dos mejores partos del mundo. Pero te recuerdo aún más en esos momentos en los que a través de tus experiencias nos enseñabas que nuestros deslices eran normales, que tu también los habías tenido, con cariño y riéndote de ti misma. En esos momentos conseguiste liberarnos de nuestra carga y poder disfrutar de ese tercer embarazo, parto y bebé sorpresa.
Y sin duda gracias por ser pionera allá por el 84 (año de mi nacimiento) en la lucha de un parto respetado. No me quiero imaginar lo duro que debió ser eso y como estaríamos ahora sin tu lucha. Gracias por dar vida y ojalá quedaras contenta con la tuya. Te extraño

Anabel, siempre estaremos agradecidos por tu ayuda y acompañamiento en el nacimiento de nuestra hija, y en los días que vinieron después. Eternamente agradecid@s por tanto.

No conocía a Anabel, pero recuerdo con mucho cariño las matronas que me acompañaron en mis partos, personas valientes, cariñosas e infinitamente competentes. Perder una persona así en la comunidad es algo muy duro.

Sólo podemos dar las gracias por los momentos que compartimos con Anabel, a la que casi sin conocer se convirtió en parte de la familia, dándonos todo su apoyo incondicional en el preparto y en el post parto desde el primer momento, ayudándonos de corazón en momentos difíciles, y compartiendo con nosotros momentos muy especiales, desde un sitio maravilloso. Sin duda, fue un ejemplo de inspiración y un placer para nosotros, que no olvidaremos nunca.

A diferencia de las personas que comentan arriba sobre su experiencia de parto en casa con Anabel carabantes, lamento decir que mi experiencia fue muy distinta por lo que no guardo un buen recuerdo de Anabel.
No nos sentimos nada cuidados por ella, y actuo con nosotros de forma egoista y poco honesta lo que dio lugar a que mi parto en casa terminara siendo una espantosa experiencia que me dejo traumatizada para siempre.
Aunque llegué a hablar con Anabel sobre lo que ocurrió y ella reconoció su error, el daño ya estaba hecho y los horribles recuerdos de mi parto han sido desde entonces solo para mí.
A pesar de todo me he sentido entristecida por su muerte.
Que descanse en paz.

Siempre recordaré cuando llegó a mi casa y me encontró sentada en la taza con las bragas en los tobillos. Me tomó de la mano para saludarme. Mi mano estaba todo pringada de vómito y no pude ni avisarle. Era ya incapaz de articular palabras. Yo solo podía gruñir y jadear. Para poderme hacer un tacto se tuvo que meter en la ducha porque el baño de aquella casa era muy estrecho. Nunca podré olvidar sus palabras: "le toco la cabeza a I, estás en completa". Qué viaje comenzó en ese momento y nos acompañaste con toda la paciencia del mundo. Qué rabia no haberte hecho una foto con mi peque en brazos, pero un día le contaré que fuiste la primera persona que le tocó la cabecita. Y desde entonces creo que mi pequeño está bendecido. La última vez que te vi fue en una charla de Casilda Rodrigañez. Se abrió la puerta del local, gire mi cabeza y te vi. Que alegría más grande. Me hubiera gustado enterarme de tu enfermedad y haberme podido despedir, pero las cosas son como son y no como nos gustarían que fueran.
Que la Tierra te sea leve maestra. Gracias por tanto.

Admirada Anabel: Coincidimos trabajando en la Costa Brava allá por el verano del 80, siendo estudiantes. Ya eras especial. Mantuvimos un sencillo contacto postal algunos años más. Y volvimos a comunicarnos por email hará unos 4-5 años, donde me hiciste partícipe de tus hechos, anhelos y familia, confirmándome tu grandeza y solidaridad con todos los que en algún momento hemos coincido contigo. Y hoy, casualmente, con casi 1 año de retraso, acabo de descubrir tu ausencia. Me inunda la tristeza, pero me reconforta que aquí seamos legión los que te estamos agradecidos por tu bondad, valentía y entereza. Descansa en paz, amiga!!!