Tú sabes, tú puedes, tú decides

La persona que más sabe de tu parto eres tú. La matrona o el ginecólogo deben estar para acompañarte en el proceso si éste se desarrolla sin problemas, o para intervenir si realmente es necesario. Llegado el momento y aunque sea tu primera vez, sabrás parir. No se trata de un conocimiento racional que podamos expresar en palabras, sino de un saber instintivo. Una mujer de parto, con libertad de movimientos, sabe qué posturas adoptar en cada momento para facilitar el paso del bebé por el canal del parto. No es necesario que nadie le enseñe a respirar, ya que ella misma irá, de manera inconsciente, adecuando su respiración a las circunstancias. Y si no se usa epidural, tampoco es necesario decirle cuándo y cómo empujar: la mujer lo hará cuando sienta la necesidad. Confía en la sabiduría de tu cuerpo.

Las mujeres no necesitamos prepararnos especialmente para parir. Parir es un acto fisiológico, natural e instintivo, que toda embarazada es capaz de llevar a cabo. Piensa que si has sido capaz de concebir y gestar a tu hijo, también serás capaz de parirlo. Tus antepasadas lo hicieron, a lo largo de la historia de la humanidad la mujer ha podido parir incluso en peores condiciones de salud, sanitarias y ambientales que de las que disfrutamos actualmente. Si tu embarazo ha sido normal, el parto no tiene por qué dejar de serlo, y si se dan las condiciones adecuadas a tu alrededor, todo seguirá su curso y darás a luz perfectamente sin sufrimiento ni intervenciones innecesarias. Confía en tu capacidad para hacerlo.

Según la OMS: "Toda mujer tiene derecho a una atención prenatal adecuada y un papel central en todos los aspectos de dicha atención, incluyendo participación en todos los aspectos de dicha atención, incluyendo participación en la planificación, ejecución y evaluación de la atención...Toda la comunidad debe ser informada de los distintos métodos de atención al parto, de modo que cada mujer pueda elegir el tipo de parto que prefiera." -Recomendaciones de la OMS sobre el nacimiento. Declaración de Fortaleza de 1985.

Tú decides como quieres vivir este momento, con quién deseas compartirlo y dónde quieres que tenga lugar. Es tu derecho, tu privilegio y tu responsabilidad. Cada parto y cada nacimiento son únicos, irrepetibles e inolvidables tanto si los vivimos con gozo y satisfacción como si los experimentamos con miedo, sufrimiento y tristeza. Es tu cuerpo, es tu parto, es tu bebé: tú decides.

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