Por Paula
Si hiciésemos una encuesta a todas las madres preguntándoles:
¿Cuál de las pruebas que te hicieron durante todo el embarazo te pareció más molesta? Estoy segura, segurísima, de que la gran mayoría contestaría: La de la glucosa.
Para quienes no hayan vivido esto, les explico a grosso modo: todas las embarazadas españolas han de pasar por protocolo, a eso de la semana 25 de su gestación por la llamada prueba de glucosa, o
Test O´Sullivan. La pruebita consiste en extraerte sangre primero, beberte un jarabe de con 50g de glucosa (lo que equivale a 10 terrones de azúcar en menos de un vaso de agua) y, si tienes suerte y no lo has vomitado en el transcurso de una hora, volverte a sacar sangre. Y todo esto, ¿para qué? Se preguntarán. Pues para averiguar qué tal admite nuestro cuerpo toda esa glucosa y descartar una posible diabetes gestacional.
No voy a entretenerme explicando aquí por qué el test de O'Sullivan no aporta datos fiables, lo que si contaré es por qué las embarazadas sufren tanto con ello.
Cuando te hacen esta prueba pueden ocurrir varias cosas:
- Que te tomes el jarabe de glucosa y que antes o después lo vomites. Si esto ocurre, se siente, hay que repetirlo de nuevo, y a beberte de nuevo los dichosos 50g de glucosa.
- Que te bebas el jarabe y aguantes las arcadas y el malestar. Con suerte sólo tendrás ardor durante gran parte del día.
- Que seas de esas mujeres suertudas que se beben el jarabe y mal que bien lo aceptan.
Puede ocurrir que la prueba además salga mal, es decir, que los valores registrados no sean óptimos, lo que nos lleva a la siguiente prueba, llamada
“Curva Larga”. En esta prueba, ya no son 50g de glucosa en 200cc de líquido, sino 100g.
Una, que ha pasado por esta prueba y que no vomitó porque se encomendó a todos los santos (aunque fue duro luchar con las náuseas primero y el ardor después) se puso a investigar:
¿Se hacía igual en otros países? Y no, la respuesta es no. En Argentina, por ejemplo, te dan un desayuno completísimo después de sacarte sangre. En Austria, en cambio, esta prueba se la hacen sólo a aquellas mujeres que tengan algún factor de riesgo. En España, hace años, también te daban un gran desayuno, de esos que las embarazadas nos metemos entre pecho y espalda con gran placer…
Entonces yo me pregunto: si saben que nos sienta tan mal esta prueba, que nos estresamos sólo con pensar en ella, si saben además que no es una prueba fiable… ¿Por qué no hacer una criba como en Austria?
¿Por qué no darnos un desayuno completo en lugar de ese brebaje repugnante? A mí me sale la teoría conspirativa de qué farmacéutica se está beneficiando con todo esto, aunque en los tiempos que corren, mejor pensar que es que para ellos es más cómodo…
Por otro lado me pregunto: ¿qué hacen con todos esos botes de plástico? ¿Se reciclan? La verdad es que me temo que no, aunque esto no he podido investigarlo.
Así que, un día hablando de esta prueba con una amiga embarazada que a su vez cuida mucho su alimentación (mucha fruta en el desayuno, cereales y té sin azúcar) y que más bien aborrece el dulce, me dijo muy convencida: “A mí esta prueba me da pánico, sólo pensar en toda la glucosa que me van a obligar a meterme me entran náuseas… ¿Sabes lo que te digo? Que yo me voy a llevar una tartera con mi desayuno, es más, voy a ponerme azúcar en el té, y voy a pedir muy amablemente que me dejen tomármelo en lugar de este jarabe."
Yo, que en su día intenté cambiar el jarabe por un desayuno en la cafetería y me lo negaron (si me desmayaba por el camino las consecuencias iban a ser para ellas) no las tenía todas conmigo, pero le animé a hacerlo: si varias mujeres piden lo mismo tal vez se planteen un cambio de protocolo…
Pues cuál fue nuestra sorpresa, que cuando se lo planteó a las amables enfermeras que te extraen sangre, le dijeron que a ellas les parecía bien (“no sabes lo mal que lo pasáis las embarazadas, hija”), sólo que debía pedírselo al endocrino, que era el responsable de esa prueba. El endocrino, después de escuchar las razones por las que esta chica prefería no tomarse el "chute de glucosa" para ella y su bebé, aceptó, no sin antes pedirle que firmara un documento.
Lo consiguió, señoras y señores; esta es la prueba, creo yo, de que se puede. Si un especialista no ha puesto pegas a que se haga de esta forma, es que la prueba es igual de válida, ¿no creen?
Les dejo con su SMS:
“¡ME HAN DEJADO! Amiga, esto ha sido un acto político con desayuno protesta!!".