Angela Mueller
5 Mar 2014
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Homenaje a la piel. Sobre la conferencia del Dr. Nils Bergman en Madrid.

La piel es nuestro órgano más grande, con una superficie enorme… y el tacto uno de los cinco sentidos, tan importante como el olfato o la vista.

Según Wikipedia, la piel llega a tener en edad adulta una superficie aproximada de dos metros cuadrados y se define de la siguiente manera: “la piel actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, al tiempo que actúa como sistema de comunicación con el entorno”

Fuente de la imagen: http://www.kangaroomothercare.com/stohms-story.aspx

Hace unos días, tuve el privilegio de asistir a una charla del Dr. Nils Bergman. Tras varios años leyendo sobre él, por fin lo vi y pude escucharlo en directo, aquí en Madrid. Fue una gran inspiración esta conferencia.

Nos habló de sus comienzos con el cuidado canguro en 1988, en una pequeña maternidad en Zimbabwe, donde por la falta de incubadoras no le quedó más remedio que instaurar el cuidado canguro directamente y donde también comenzó a comprobar, con gran fascinación, la eficacia del mismo. Poco a poco se fue dando cuenta de que la madre es el verdadero hábitat del bebé. Durante dos horas, nos explicó a través de diversos estudios y de su propia experiencia lo equivocada que estaba la comunidad médica sobre la importancia del piel con piel.

En los comienzos de la implementación de los cuidados madre canguro, surgieron unos estudios que hablaban del “mito de la madre marsupial” rebatiendo los primeros hallazgos de este cuidado canguro. Lo que estos estudios no mencionaban era que el cuidado canguro en todos estos casos analizados había comenzado tarde (luego de las primeras dos semanas de vida del bebé), por lo cual la separación ya había afectado a la supervivencia de estos bebés. Se ha comprobado que el cuidado madre canguro, para ser efectivo, debe empezar inmediatamente después del nacimiento.

En realidad hablamos de 3 claves para asegurar la supervivencia de un bebé: contacto piel con piel sin demora tras el nacimiento (inmediato, ininterrumpido y continuo), la lactancia materna exclusiva y el alta precoz. Junto con las tecnologías avanzadas en Cuidado Neonatales Intensivos (NICU- Care), es lo mejor que podemos proporcionar a un bebé hoy en día.

El Dr. Bergman nos contó -y mostró imágenes- de grandes prematuros de 26 semanas en posición canguro pegados al cuerpo de sus madres y con los ojos bien abiertos, y bebés que -a pesar de su gran prematuridad- estaban mamando y alimentándose en exclusiva del pecho y de bebés que se van a casa al poco tiempo... mientras, en nuestros hospitales siguen internados semana tras semana, el mayor tiempo del día en una incubadora, solos -incluso separados de su hermano, en el caso de gemelos- y sin estímulos maternos o paternos de calor y movimiento, sin poder oler o escuchar el ritmo cardíaco de su madre, sin esa sensación de protección absoluta que proporciona el cuidado canguro.

Hay tres cosas básicas que el piel con piel nos proporciona en un cómodo pack: posición canguro, nutrición y soporte, o simplemente: calor, leche y amor.

El Dr. Bergman nos demostró lo potente que es este cuidado, cuando tanto el cuerpo como la mente y el cerebro de la madre se conectan con el cuerpo, mente y cerebro del recién nacido. Así, se pone en marcha la compleja cadena hormonal de reconocimiento que nos lleva primero al vínculo (bonding) y en consecuencia al apego (attachment), factores imprescindibles para garantizar el buen cuidado del bebé por parte de sus padres a largo plazo.

Pero el Dr. Bergman nos contó también de muchos otros aspectos que hay que cuidar durante las primeras semanas de un bebé, especialmente cuando está ingresado. El sueño es de suma importancia. El bebé necesita poder completar ciclos de sueño dentro de la UCI neonatal, ya que estos ciclos de sueño están directamente conectados con el correcto desarrollo físico-neuronal del bebé.

Me pareció particularmente interesante que el Dr. Bergman menciona a los efectos a medio y largo plazo de los cuidados que se recibe (o no) el bebé en esa etapa inicial. La capacidad de Resiliencia en la edad adulta está vinculada a la capacidad del recién nacido de poder controlar sus niveles de cortisol al nacer, lo cual depende, una vez más, de que haya podido vivir ese cuidado directo proporcionado por el cuerpo de la madre.

Revindiquemos el piel con piel. No el "trapo con trapo" o "piel con trapo", no, el piel con piel, sin interferencias ni cosas de por medio. Cuerpo con cuerpo, para que los cinco sentidos puedan funcionar a pleno rendimiento y regalar al bebé el mejor comienzo posible tras el nacimiento. Porque compensar las carencias surgidas en esta primera etapa cuesta mucho, muchísimo.

¡Revindiquemos la "separación 0”!

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