Partos de ficción- el parto en los medios
Por Candy Tejera
En la historia de la humanidad siempre ha habido mitos y supersticiones, falsas creencias que con el tiempo se transforman en cuasi-realidades. Actualmente los medios actúan de potenciador de este fenómeno consiguiendo que la sociedad crea que los partos de verdad son iguales a los partos de ficción y que para atenderlos hay que hacer las mismas cosas que vemos hacer a los actores en la pantalla. Por eso creemos que tenemos que salir corriendo al hospital en cuanto se nos rompe la bolsa, saltándonos semáforos en rojo y agitando un pañuelito blanco, cuando en realidad romper la bolsa no es condición ni necesaria ni suficiente para estar de parto, y éste puede tardar la torta en producirse. Por eso también creemos que es imprescindible tener a mano unas tijeras, un cuchillo o sustituto afilado para cortar inmediatamente el cordón, cuando tampoco hay urgencia ninguna por hacer esto.
La prisa es la constante en todas estas escenas ficticias, además de la sensación de que el parto es muy peligroso y que precisa de muchas personas alrededor de la parturienta, haciendo muchas cosas, para que llegue a buen puerto.
Si el parto se desarrolla en el hospital, normalmente el equipo médico termina siendo el héroe en la historia salvando las vidas de madre e hijo, pero la cosa pasa de dramática a ridícula cuando se trata de un parto espontáneo que se desarrolla en un lugar diferente al hospital y quien “atiende” a la mujer es alguien sin formación médica.
Lo primero que suele hacer el aprendiz de matrona es decirle a la mujer que se tumbe, ¡faltaría más! Un parto en medio de un bosque, en la calle, en una casa… y a la mujer se le dice que se tumbe y va ella y lo hace, cuando en verdad, ninguna mujer en libertad, esto es, fuera del control del personal hospitalario y de la esclavitud de los protocolos, adoptaría instintiva y voluntariamente esta postura, pero claro, las mujeres somos muy obedientes… Tras tumbarla, le indica cuando debe empujar, como si él o ella supieran mejor que la parturienta cuando esta tiene ganas de hacerlo. La mujer se deja hacer y cuando el bebé sale, no lo recoge ella misma si no el improvisado ayudante, que cortésmente le dice a la recién estrenada madre: ¿quieres verlo? “No, si te parece ya quédatelo y todo, en agradecimiento por los servicios prestados”.
Parece que en los medios no se dedica demasiado tiempo ni recursos a documentarse en cuanto al parto se refiere. Se retratan partos sin haber investigado lo suficiente sobre ello, por lo que las situaciones que presentan no son coherentes, no reflejan lo que es un parto normal, y tampoco aciertan con las cosas que efectivamente es necesario hacer en caso de que exista un problema.
Es innegable que los medios crean opinión e influyen en la percepción de las cosas de quienes consumen sus productos y pienso que precisamente por su labor divulgativa, directa o indirecta, tienen una responsabilidad. Cuidar un poco el tratamiento del parto en los medios no es demasiado complicado y ayudaría a que la sociedad tuviese una visión más realista y menos catastrofista del proceso de parir y nacer.
El Parto es Nuestro estaría encantado de colaborar con productoras y guionistas para asesorarles y hacerles llegar la información más actualizada sobre este tema. Aquí dejamos nuestro ofrecimiento.