« Dar a luz en la jaima, ayudada por una matrona familiar »
El pasado sábado aparecía una
noticia en el diario El Mundo sobre las condiciones de vida precarias y la escasa oferta sanitaria de que disponen las poblaciones saharaouis y su impacto a la hora de parir y de criar a los hijos.
Vivimos en un mundo de contrastes. Si en nuestro país el exceso de medicalización y el intervencionismo « preventivo » se aplica demasiadas veces por norma ocasionando problemas en donde no los había (con sus consiguientes traumas, demasiadas veces acallados y minimizados), en muchos países empobrecidos la atención sanitaria es insuficiente o inaccesible para la mayoría de las personas.
En El Parto es Nuestro defendemos el derecho a una asistencia sanitaria adecuada para que los partos y los nacimientos acontezcan de forma segura y respetada, ya sea en un centro hospitalario ya sea en el propio hogar.
En la labor para conseguir hacer realidad ese derecho en los países con menos recursos cabe esperar que los esfuerzos para una mayor humanización del parto (y no sólo las « ventajas tecnológicas ») de nuestros sistemas de atención ayudarán a establecer pautas de lo que es más beneficioso para las mujeres y sus bebés. Sólo por poner algunos ejemplos, siempre será más beneficioso
una matrona bien formada que un rutilante potro obstétrico, un/a asesor/a en lactancia materna que un kit-regalo con leche en polvo, una cama para la madre junto a su bebé que un nido, conocimientos sobre la técnica canguro a incubadoras fácilmente inoperantes por fallos eléctricos o técnicos…
Aspiramos a que toda mujer que da a luz y su recién nacido puedan ejercer su derecho de acceso a cuidados basados en la seguridad y el respeto, ya se trate «nacer en el desierto » o en el centro de una aglomeración urbana del hemisferio norte.
Por Ana Castillo