Parto vaginal después de cesárea (PVDC)

¿Qué implica tener una cesárea previa de cara al parto?

La cesárea previa implica que la mujer posee una cicatriz en el útero y que por tanto al no estar “intacto” debe ser cuidado de forma especial durante el parto con el fin de minimizar los riesgos de sufrir una rotura de útero durante el proceso de parto. Esto significa que el parto debe intervenirse lo mínimo posible y que todo lo que se ha demostrado importante para reducir el riesgo de complicaciones en un parto normal (ej. evitar inducciones, favorecer la libertad de tiempo y movimiento en dilatación y expulsivo, intimidad, empoderamiento…) deben promoverse aún más en un PVDC.

¿Cuál es el riesgo de rotura de útero con una cesárea previa?

El riesgo de rotura de útero se ha medido en numerosos estudios. Es complicado dar un valor concreto porque se ha comprobado que este dato depende de numerosos factores, como el lugar donde transcurre el parto y el tipo de atención recibida, el grado de intervencionismo durante el parto, el tipo de incisión, el período intergestacional o el número de partos vaginales previos. Para mujeres con incisión transversal baja que dan a luz en hospital el riesgo oscila entre 0.2 y 1% según los estudios y de si había o no inducción del parto, en cuyo caso el riesgo puede aumentar notablemente llegando incluso hasta el 6%[1]. Se ha comprobado que en entornos en los que se minimiza el intervencionismo durante el parto el riesgo se reduce mucho. Así, en “casa de parto” el riesgo oscila entre 0,02% y 0,2%[2] y hay estudios de parto en casa en los que ni siquiera constatan casos de rotura de útero en su muestra poblacional[3],[4],[5] aunque son por lo general estudios que implican muestras poblacionales pequeñas y sería necesario realizar estudios más amplios para determinar con mayor exactitud el riesgo de rotura en medios extra-hospitalarios.

Un período entre partos superior o igual a 18 meses así como el hecho de haber tenido al menos un parto vaginal previo son factores que han demostrado también reducir el riesgo de rotura de útero1.

¿Cómo afecta la rotura de útero, en caso de ocurrir, a la madre y al bebé?

La rotura de útero, aún siendo un evento de muy baja incidencia, es una complicación grave que debe tratarse con urgencia. Para la madre implica principalmente un riesgo de hemorragia y de sufrir histerectomía (necesidad de extirpar el útero) pero no se ha descrito una mayor mortalidad asociada1.

Sin embargo de cara al bebé, en torno al 5,5% de roturas conllevan muerte fetal[6] y este riesgo aumenta cuanto mayor sea el lapso de tiempo desde que se detecta hasta que se extrae al bebé.

Entonces, ¿es más seguro evitar el parto y hacer una cesárea?

NO. Es una idea erróneamente extendida que presupone que los riesgos asociados a la rotura de útero son superiores a los asociados a la cesárea y es justo al revés.

Todos los estudios científicos[7] que han comparado los resultados obstétricos del intento de parto con cesárea previa frente a programar una cesárea concluyen que los riesgos asociados a la cesárea son muy graves (mayor mortalidad materna, mayor morbilidad neonatal, mayores complicaciones en la salud reproductiva futura de la mujer). Intentar el parto vaginal conlleva una serie de beneficios para la madre y el bebé que compensan el riesgo de una improbable rotura de útero, especialmente cuando el parto se cuida de manera que se intenten reducir al máximo los factores que inciden en un mayor riesgo de rotura. Además la tasa de éxito del intento de parto oscila entre el 60-80% en hospital y en casas de parto o partos en casa puede llegar a cerca del 90%.

La satisfacción emocional que produce el PVDC es uno de los motivos por los que muchas madres se alegran de haberlo intentado, incluso aunque por alguna razón el intento finalice en una nueva cesárea. Muchas mujeres se sienten completas, satisfechas, plenas y hasta exultantes tras su parto vaginal.

Por ello la mayoría de sociedades científicas recomiendan intentar el trabajo de parto.

¿Después de cuántas cesáreas se puede intentar un PVDC?

Según un reciente estudio7 el riesgo de rotura de útero en caso de dos o más cesáreas es sólo ligeramente superior pero presentan el mismo grado de morbi-mortalidad que los partos con sólo una cesárea previa por lo que no hay motivo para desaconsejar el intento de parto en las madres que lo deseen. Por el contrario, los riesgos de hacer una nueva cesárea con un historial previo de varias cesáreas son mucho más elevados que cuando hay una única cesárea, por lo que la importancia de intentar el parto vaginal es más significativa.

[1] Guise J-M, Eden K, Emeis C, Denman MA, Marshall N, Fu R, Janik R, Nygren P, Walker M, McDonagh M. Vaginal Birth After Cesarean: New Insights. Evidence Report/Technology Assessment No.191. (Prepared by the Oregon Health & Science University Evidence-based Practice Center under Contract No. 290-2007-10057-I). AHRQ Publication No. 10-E003. Rockville, MD: Agency for Healthcare Research and Quality. March 2010

[2] E. Lieberman, E. Ernst, J. Rooks, S. Stapleton and B. Flamm, Results of the national study of vaginal birth after cesarean in birth centers, Obstet Gynecol 104 (2004), pp. 933–942

[3] Johnson, K.C., and B.A. Daviss. 2005. Outcomes of planned home births with certified professional midwives: large prospective study in North America. BMJ 330(7505): 1416–1419

[4] G. Latendresse, P.A. Murphy and J.T. Fullerton, A description of the management and outcomes of vaginal birth after cesarean birth in the homebirth setting, J Midwifery Womens Health 50 (2005), pp. 386–391

[5] Haas AV. Homebirth after cesarean: the myth & the reality. Midwifery Today Int Midwife. 2008 Summer;(86):44-7, 68-9

[6] M. Lydon-Rochelle, V. L. Holt, T. R. Easterling, and D. P. Martin. Risk of Uterine Rupture During Labor Among Women with a Prior Cesarean Delivery. N Engl J Med 2001; 345:3-8

[7] Tahseen S, Griffiths M. Vaginal birth after two caesarean sections (VBAC-2)-a systematic review with meta-analysis of success rate and adverse outcomes of VBAC-2 versus VBAC-1 and repeat (third) caesarean sections. BJOG. 2010 Jan;117(1):5-19.

Más información: