El piel con piel de las madres
Del abrazo virtual al abrazo real, sobre el encuentro de apoyocesareas en Barcelona el pasado 11 de febrero de 2012.
Este sábado pasado nos reunimos en Barcelona más de cincuenta mujeres para hablar, curar, compartir y sanar nuestras experiencias de partos por cesáreas.
Nos conocemos desde hace tiempo, a través de la lista abierta de apoyocesareas. En esta lista compartimos información, experiencias y dolor de cesáreas y partos traumáticos, deseos de parir vaginalmente tras una o varias cesáreas, información para conseguirlo, etc.
Es una comunidad muy muy especial, donde las mujeres compartimos el alma.
Un lugar seguro en que nadie insulta, juzga ni impone, donde todas nos sentimos una en las demás, donde cada una de nuestras historias es la historia de las demás, donde celebramos cada PVDC con una alegría incomprensible para quien no está allí, con mujeres que no conocemos, e incluso puede que nunca conozcamos, donde la comprensión y la empatía forman parte de cada mensaje.
El sábado íbamos a reunirnos para ponernos cara, voz, mirada, abrazo, a cada uno de los mails y nicks que nos regalan decenas de mensajes cargados de sabiduría y amor, cada día, cada semana, cada vez que una mujer lo necesita: por fin nos íbamos a conocer.
El encuentro fue muy intenso, mucho. Muchísimo.
Durante la ronda de presentaciones, que duró unas 6 (!) horas, cada mujer compartió y explicó su historia. Muchas historias que son casi siempre la misma historia: falta de razones para la indicación de cesárea, falta de respeto, falta de conocimientos de lo que es un parto fisiológico, falta de acompañamiento, separación del bebé… y finalmente, dolor. Este dolor es el que nos hace movernos, actuar. El dolor y el agradecimiento a las demás el que nos hace arrastrar a nuestras familias desde lejos (¡Freddy vino desde Lanzarote!) para compartir ese día tan especial.
La fuerza, la energía y la convicción de que esto no puede seguir así fueron los sentimientos que cada una de nosotras nos hemos metido en nuestro equipaje de vuelta a casa.
Cuántas mujeres, cuántas mujeres sabias, hermosas, dolidas, fuertes.
Cuántos testimonios desgarradores, en el que unas y otras nos reconocíamos en algunos detalles.
Cuánto dolor innecesario, concentrado en una sala en el centro de Barcelona.
Cuánto amor de los compañeros y parejas, junto a nosotras, en la sala, escuchando con atención, para entender mejor a sus mujeres.
Cuántos niños y niñas, bebés jugando, mamando, sintiendo siempre que es una suerte que estén entre nosotras, nunca molestan, y si hacen ruido, pues usamos micrófono nosotras, faltaría más.
Cuántas historias con final feliz, historias que hace unos años sólo conocíamos que pasasen en USA, en la lista de ICAN: partos vaginales maravillosos después de dos y tres cesáreas: cada vez más. Escuchar a las mujeres que lo vivieron, que lo comparten, genera un empoderamiento enorme en todas las demás, independientemente de que cada historia acabe de una u otra manera.
La posibilidad de estar juntas durante horas, de conocernos, de disfrutar el “piel con piel”, de mirarnos de frente, de llorar juntas o reir abrazadas resulta tan sanador y empoderador, que deberíamos poder patentarlo, o sintetizarlo y hacer pildoritas para que cada una las usase cuando lo necesita.
Como decía Mónica, con su mirada clara: no éramos un grupo de mujeres rajadas, somos un grupo de mujeres que aman: amor a nuestros hijos, a nuestras amigas y familias.
Y añado: mujeres que aman y que continúan caminando y cambiando la historia, a través de la historia individual, y la historia del modo de nacer en este país, en este siglo.
Empezaron dos mujeres hace 11 años en este mismo sitio de apoyocesareas (nuestro homenaje a Ibone y Meritxell) y ayer nos juntamos casi 80 personas para seguir vivenciando que la cesárea no es inofensiva, no es mejor, no da igual.
La cesárea nos parte el útero, y nos parte la vida. Lo mejor de todo, es este grupo maravilloso de mujeres que formamos, con el que somos capaces de recomponernos y salir reforzadas.
Gracias a todas y cada una de las personas que vinieron, a las que lo organizaron, a las que no pudieron venir, pero nos pensaron, a nuestros hijos y a las personas que, desde hace tantos años, nos enseñan y comparten con un simple mensaje, que somos una cadena de mujeres que se ayudan.
¡Qué bueno es el contacto piel con piel! Siempre. Marta Parra, presidenta de El Parto es Nuestro