Equipo Blog
10 Sep 2010
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4 comentarios

Piel con piel vital

La noche del martes de repente se rompió la bolsa. El susto fue grande, 27 semanas, nuestro primer embarazo. Fuimos al hospital. Siguieron unos días y noches muy duros, de mucha incertidumbre. Tras la maduración de pulmones, teniendo en cuenta el estado del bebé y la ausencia de contracciones tocó tomar una decisión. Tuvimos varias conversaciones con los médicos, pero el viernes por la mañana fue la más larga con un ginecólogo y un neonatólogo, y con la psicóloga, que nos ayudó en especial. Se tomaron mucho tiempo, nos explicaron todo, hablamos sobre un parto inducido, una cesárea, las posibilidades que tenía nuestra hija de sobrevivir, de posibles problemas a corto y a largo plazo. Nos dieron la información necesaria y nuestras opciones, nos escucharon. Para ellos era importante que tomábamos las decisiones juntos. Nos explicaron que la mejor terapia era el contacto piel con piel. Además nos animaron a bajar a la unidad de neonatos para verlo antes del nacimiento. Anna no estaba en condiciones, pero yo si quería. Allí les expliqué un poco nuestra situación, eran muy amables, me enseñaron la unidad, me preguntaron varias cosas y después me enseñaron unos bebés del mismo peso y tamaño aproximadamente, y pude hablar con otros padres, para intentar hacerme una idea de lo que nos esperaba. Antes de salir me dieron el código de acceso a la unidad, podíamos entrar y salir día y noche, cuando quisiéramos. Todos decían lo mismo: la presencia de los padres era vital para nuestra hija. Tomamos una decisión. Lena nació el viernes a mediodía por cesárea. Pesaba 880 gramos. La primera maniobra nada más sacarla fue ponerla al pecho de Anna y taparla. Decían que esto era lo más importante, que estos primeros momentos de “reconocerse” entre madre y bebé son imprescindibles para que estos bebés tan pequeños tengan ganas de respirar, de vivir. Después, mientras cosían a Anna, los neonatólogos se ocupaban de Lena. Durante media hora o algo más hicieron los primeros cuidados- antes sacaron una foto instantánea para que Anna pasara mejor la separación durante esta media hora. Mientras tanto yo estaba siempre con mi hija. Luego acompañé la incubadora a la UCI de neonatos. Anna llegó poco después en cama, aparcaron la cama junto a la incubadora y allá, al minuto ya estaba de nuevo en el pecho de su mamá. Contacto piel con piel, la base de todo. Desde el principio éramos realmente parte del cuidado de nuestra hija, se agradece mucho cuando te sientes útil. Baja ansiedad en los padres significa mucho menos estrés para los bebés. Sacaleches y sonda, cambio de pañal, masajes, nos hicimos con todo. Día y noche, en nuestra nueva “casa”. No nos teníamos que preocupar por nada. La alimentación fue la misma para todos los grandes prematuros: leche materna exclusiva. Si posible de la misma madre, si no del banco de leche. Anna se sacaba la leche y así fuimos pasando de sonda a biberón y luego, por fin, a pecho. Todos nos ayudaron, siempre había algún profesional con quien podíamos hablar. Lena tiene ahora tres meses y solo toma pecho ¡un éxito! A lo largo de dos meses “vivimos” en tres departamentos del hospital, primero 2 semanas en la UCI neonatal, (intensive care), luego unas 6 semanas en “cuidados intermedios” y al final otras 2 semanas en la unidad de neonatología “normal”, ya para la transición a casa. Agradezco mucho haber podido estar continuamente con mi hija, tenemos un vínculo muy especial, muy fuerte, al haber estado realmente pegados el uno al otro. Lena nació en el hospital central de Viena, AKH, en primavera del 2010.
Sofía (unverified)
10 Sep 2010
Qué maravilla!!!!! A pesar del riesgo, de lo difícil, de todo... ¡¡puede NO ser un infierno para los padres y el bebé!! Ojalá esto se extienda por muchos más lugares...
Anabel (unverified)
10 Sep 2010
Creo que los profesionales en España, tienen que empezar ya, a ser conscientes del daño que hacen, y tomar las medidas necesarias para que su profesión recupere la dignidad que ha perdido en el camino. He leído este artículo y me he emocionado, y he sentido admiración hacia esas personas que atendieron a estos padres. Viena, no se trata del país de nunca jamás. Me pregunto que pensarán los responsables de los departamentos correspondiente de los hospitales españoles, ¿no hay infraestructura?, ¿ñoñeria barata?, o un triste y patético en el protocolo no está especificado...
Maribel (unverified)
11 Sep 2010
A Anabel: Uf!! eso de que la madre sea más importante que el médico ... hay que haber evolucionado un poco bastante para asumir eso. Si los médicos fueran más humildes y asumieran que no están ahí para demostrar cuan importantes son, sino que asumieran que están AL SERVICIO, otro gallo cantaría.
Albertina (unverified)
7 Ene 2011
Se me saltan las lágrimas con este relato.Mi hija nació hace 6 meses con 1.800 grs y 33 semanas. Me separaron de ella nada más nacer. No hubo piel con piel, Horarios restringidos de visita. Lactancia fallida a pesar de mis esfuerzos. Biberones dados por las enfermeras. 6 meses después, me siento tan mal...