Cuidados del recién nacido basados en la evidencia

En general los cuidados de un recién nacido son sencillos. Pero muchas veces los padres recibimos informaciones contradictorias de los distintos profesionales de salud. Es importante utilizar el sentido común, confiar en vuestro instinto y en lo que va pidiendo el niño. Vamos a intentar repasar los principales consejos que recibimos a la luz de la evidencia científica.

- El cordón umbilical: simplemente hemos de mantenerlo limpio y seco, no es necesario aplicar nada sobre él, tampoco rodearlo con gasas ni con vendas. Se lava con agua y jabón, se seca bien y ya está. Suele desprenderse entre los 5-10 días de vida. Aunque en muchos hospitales siguen recomendando curar con clorhexidina o con alcohol de 70º, no se ha demostrado que sea mejor ni que cure antes utilizando antisépticos que simplemente manteniendo una higiene adecuada con agua y jabón. Cuando más tiempo pase al aire, mejor, evitar en lo posible cubrirlo con el pañal (el plástico del pañal puede hacer que se macere). Vigilar que no desprenda mal olor, o que no supure ninguna secreción, en ese caso deberíais consultar con el pediatra.

- Las deposiciones: a las primeras deposiciones de un recién nacido se les llama “meconio”, tienen un aspecto viscoso y casi negro. Estas características van modificándose hasta ser líquidas y color mostaza, con grumitos, con el paso de los días. El número de deposiciones depende de cada bebé, pueden hacer caca tras cada toma o, incluso, estar dos o tres días sin hacer. Ambos casos serían normales, pero si estamos hablando de los primeros días de vida, el que no haga caca podría tener que ver con que no está comiendo lo suficiente, así que lo ideal sería consultar si en la primera semana el niño no ha hecho al menos una deposición diaria. Hacia los dos meses puede pasar hasta cinco días sin deposición. En el caso de que parezca incómodo, por gases o porque le cueste hacer caca, se le puede dar un masaje circular en la tripa, en el sentido de las agujas del reloj, o levantarle las piernas (tipo ranita) apretándole al mismo tiempo la tripa con sus pies. También viene bien ponerle en vertical con las piernas dobladas y masajeándole el abdomen. No se recomienda introducir nada por el ano del bebé, tampoco en el momento de nacer, como os comenté con la nariz, es interesante conocer los protocolos del hospital para evitarle a vuestro hijo exploraciones innecesarias y molestas en el momento del nacimiento.

- La micción: es complicado identificar si un recién nacido hace pis, ya que es poca cantidad y normalmente se camufla con la deposición. Se ve bien por la parte externa de los pañales, aparece una mancha amarillenta. Podéis ver en algún cambio de pañal, que aparecen manchas anaranjadas, se llaman uratos. Los uratos son restos de orina muy concentrada, y son normales los primeros días de vida, si los uratos se mantienen más allá del 4º día de vida, también habría que consultar, puede que el bebé no esté mamando lo suficiente.

- Los ojos: En general lavar diariamente la cara con una esponja empapada en agua es suficiente (igual que nosotros nos lavamos la cara), no obstante, en el caso de que el bebé tenga algo de “legañitas”, podréis limpiárselos con suero salino fisiológico y dos gasitas estériles, una para cada ojo, desde la zona de dentro del ojo hacia fuera. Muchos niños tienen un poco obstruido el lagrimal, hacer un pequeño masajito circular a ambos lados de la nariz puede ayudar a desobstruirlo y limpiarlo. Si la secreción de ojos es abundante, o maloliente, hay que consultarlo con el pediatra.

- Uso de cosméticos: se desaconseja el uso de perfumes y colonias en contacto directo con la piel del niño, con lo cual se deben elegir cremas sin perfume. En los primeros meses del bebé lo ideal es no usar colonia ni siquiera en la ropa, el olfato es un sentido especialmente importante para el bebé, por el olfato reconoce a su madre y gracias al olfato encuentra el pezón y succiona. Hay numerosos estudios que demuestran que el niño conoce el olor del calostro. Hay que intentar evitar el contacto con otros olores fuertes sobre todo en los primeros meses. El uso de detergentes y suavizantes con un perfume intenso también se desaconseja, sobre todo en la ropa que está en contacto directo con la piel del bebé. Lo ideal es que esta ropa sea de algodón y se lave con bicarbonato o con un jabón suave. El uso de suavizantes con mucho perfume, sobre todo los de larga duración, puede predisponer a la dermatitis.

- El baño: Debería ser un momento relajante, tanto para el bebé como para sus padres.

  • La hora del baño podría ser cualquiera, sin embargo por la noche quizás le ayude a tranquilizarse y a descansar mejor.
  • No es necesario llenar en exceso la bañera, un poco de agua en el fondo es suficiente.
  • En cuanto a la temperatura, podéis tomarla con termómetros que venden especiales para baños de bebés, o con el codo como hacían nuestras madres. El agua tiene que estar calentita sin quemar, aproximadamente a 35ºC.
  • Procurando que nuestro hijo este seguro, sin riesgo de que se resbale, utilizaremos una esponja natural (preferiblemente). Sobre el uso de geles la evidencia científica es que no hay grandes diferencias en cuanto a higiene (vamos, que se puede lavar con jabón y agua, o sólo con agua, y el niño queda limpio igual), pero sí que un uso excesivo de geles puede resecar la piel del bebé y desequilibrar su PH. Así que lo ideal sería utilizar los geles lo menos posible, y en el caso de usarlos, buscar uno tipo oleo-gel, con más aceite que jabón, y preferiblemente sin perfumes.
  • Le lavaremos desde la cabeza hacia abajo de su cuerpito, en los genitales: a las niñas desde la zona de la uretra hacia el ano, es decir, de arriba hacia abajo. En el caso de los niños no olvidar la zona de debajo de los testículos. Con respecto a la higiene de genitales, hay mucha controversia sobre qué hacer con el prepucio, si retirarlo hacia atrás o no, si limpiar el glande o no. En el momento actual no se recomienda retirar el prepucio hacia atrás en cada lavado, ni se recomienda el “tirón” para abrirlo cuando está cerrado. Lo ideal sería limpiar con agua sola, tirando un poco del prepucio hacia delante y dando un pequeño masaje, para que salgan las células muertas que se pueden haber acumulado en los prepucios redundantes.
  • Podremos alargar el baño el tiempo que queramos, teniendo en cuenta que no se quede frío. Siempre que el niño esté relajado, por supuesto. Hay niños a los que les encanta el baño y otros a los que les horroriza. Según la evidencia, no hay grandes diferencias, en bebés, entre bañar todos los días y bañar cada 3-4 días, por lo tanto en niños a los que les estresa el baño podemos bañarlos con menos frecuencia, y a los niños a los que les encanta, les podemos bañar diariamente.
  • Procurar secarlo bien, mucho cuidado con los plieguecitos de los brazos y piernas, pueden quedar húmedos y ello provocar lesiones en la piel. Le podéis aplicar crema o aceite vegetal, realizando un masaje por su cuerpecito. Hay estudios que comparan niños solamente bañados, con otros a los que se aplica crema o aceite y sí parece que el aplicar crema o aceite impide la pérdida de agua por la piel (uno de los factores que puede determinar una atopia, por ejemplo). A la hora de elegir qué tipo de crema o aceite, buscad los cosméticos más naturales y sin perfume. En mi experiencia es ideal el aceite de oliva virgen extra, hidrata la piel y la protege, y es mucho más barato que cualquier crema. El masaje es la guinda final del pastel. Sabemos que tocar, acariciar y masajear a los niños les relaja, favorece el vínculo con la madre y el padre, mejora su circulación y su movimiento digestivo, e incluso aumenta la actividad del sistema inmunológico (aumenta sus defensas)……

- Las uñas: Últimamente escucho a menudo que a los recién nacidos no se les puede cortar las uñas, porque son muy finas y están aún pegadas a la piel de los deditos, y que tampoco se pueden limar. Realmente no he encontrado nada sobre esto, de hecho haciendo una búsqueda sobre qué hacer con las uñas te encuentras con profesionales que aconsejan mantenerlas muy cortas para que los niños no se arañen, y otros que desaconsejan el cortarlas. Desde mi punto de vista yo creo que hay que aplicar el sentido común. Si el niño tiene unas uñas larguísimas, que sobresalen de sus dedos, y con las que se araña, se le pueden limar un poco para evitar arañazos. Si no es así, se puede esperar, por lo menos, al mes de vida para cortarlas, llegado el momento siempre con una tijera de punta roma, adaptada a bebés.

- Los oídos: únicamente lavar el pabellón auricular, no se debe introducir nada en los oídos, ya sean bastoncillos, gasas,….. En el baño procurar que le entre la menor cantidad de agua en los oídos y, posteriormente, secárselos bien.

- La nariz: No se recomienda el uso de aspiradores nasales, en el caso de tener muchos “moquetes”, podéis hacer un lavado nasal con suero fisiológico, poniendo al bebé de lado tapando el orificio nasal que queda abajo e introduciendo el suero por el de arriba. No hay evidencia de que el suero sea mejor que el agua de mar ni al contrario, pero si usamos agua de mar, comprobar que usamos el específico para bebés (echa un chorro de menor potencia) y el bebé debe tener uno para él solo, no lo puede usar nadie más de la familia. En mi opinión es mejor usar la jeringa con el suero, pues podemos modular la intensidad del lavado. Cuando el niño nace ya hay estudios que demuestran que la aspiración nasal o faríngea no es necesaria en un niño sano, por lo tanto, podéis informaros de cuál es el protocolo del hospital y evitarle a vuestro hijo la molesta aspiración.

- La boca: no es necesario lavar la boca de un recién nacido, aunque a veces se le quedan restos de leche y la lengua aparece blanca. En estos casos sí se puede pasar una gasita empapada en agua por la lengua, para evitar contaminación por hongos. En ocasiones, veréis que en el labio superior le aparece una costra blanca o “callo del lactante”, se le caerá y y le volverá a aparecer hasta que deje de mamar o lo haga con menos frecuencia. En cuanto aparece el primer diente sí se aconseja lavar con una gasita después de cada toma, para evitar que se queden restos de leche (no es preciso hacerlo en las tomas de la noche, pero sí es aconsejable durante el día y antes de ir a dormir)

- La ropa: Los bebés no tienen más frío que nosotros, así que no hay que ponerles más ropa que la que usaríamos en nosotros. De hecho, si están pegaditos a mamá o papá, incluso habría que vestirlos menos. Es importante tener en cuenta que regulan mal su temperatura, por lo tanto si están muy abrigados incluso podrían tener febrícula (temperatura por encima de 37ºC). La ropa ha de ser sencilla, evitar lazos, botones o lanas que puedan desprenderse y meterse en la boca. Tampoco se recomienda el uso de pulseras, anillos, collares,…, por el mismo motivo. Los “sujeta-chupetes” deben ser de pinza, los de imperdible podrían soltarse y pinchase el bebé. Lo ideal es evitar manoplas y, sobre todo en verano, evitar el uso de calcetines. Las manos y los pies del bebé están más frescos que el resto del cuerpo porque se usan precisamente para regular la temperatura, mantenerlos demasiado calientes puede aumentar la temperatura del bebé. Además manos y pies son las zonas con más receptores táctiles, le sirven al bebé para tocar y percibir, cuanto menos los cubramos y más los toquemos y estimulemos, mejor. De hecho hay estudios que demuestran que los pies descalzos mejoran la respuesta hormonal al frío, y no se produce un aumento de catarros ni infecciones en los niños descalzos.

- El sueño: los bebés han de dormir boca arriba o de lado, en ningún caso boca abajo. Dónde dormir es cuestión de cada familia/pareja, no obstante, es conveniente que los primeros meses de vida, incluso años de vida, duerman en la habitación de sus padres, ya sea en su cuna o en la cama, como os venga mejor. No sólo por comodidad para las tomas nocturnas, sino también, y más importante, para favorecer el vínculo padres/hijo y por seguridad.

Con esto hemos hecho un breve repaso de los cuidados del bebé en los primeros meses. Como consejo final: Sois madres y padres, sois los que mejor conocéis a vuestro hijo, confiad en vuestro instinto y en lo que el niño os vaya pidiendo en cada momento, sabréis qué hacer.

Dra. Teresa Escudero, pediatra.

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