¿Pujos dirigidos o espontáneos?

¿Cómo empujar en el expulsivo?

Las mujeres acudimos a las clases de preparación al parto esperando que nos “enseñen” a empujar. Sin embargo llegado el momento, las mujeres sabemos instintivamente como hacerlo, siempre y cuando no estén anuladas nuestras sensaciones debido a la epidural.

Se ha demostrado que los pujos espontáneos (los que realiza la mujer cuando siente la necesidad) son más efectivos que los dirigidos (cuando los “ordena” el personal sanitario). Al igual que sucede con otros procesos fisiológicos, como por ejemplo la defecación, en el parto no se debería pujar sin sentir la necesidad imperiosa de hacerlo.

Los pujos espontáneos suelen ser más cortos y enérgicos, en exhalación- soltando el aire- y a veces acompañados de gemidos o gruñidos que acompañan cada impulso y permiten que el aire salga. Empujar espontáneamente consiste en, de 3 a 5 empujes cortos (4 a 6 segundos) con cada contracción, comparados con los dirigidos que son empujes de 10 a 30 segundos de duración al mismo tiempo que se contiene la respiración. La evidencia disponible es limitada, pero se puede afirmar que aunque el pujo continuo y sostenido parece acortar ligeramente el periodo expulsivo, no es recomendable su uso debido a los efectos secundarios que produce en la madre y el bebé.

También se sabe que son más efectivos los pujos a glotis abierta, (soltando el aire al empujar) que a glotis cerrada (conteniendo la respiración mientras se empuja). A pesar de ello todavía en algunas clases y centros se instruye a las mujeres en la realización de la Maniobra de Valsalva, que consiste en coger mucho aire cuando venga la contracción, y sin soltarlo, empujar fuerte hacia el ano como si se fuera a defecar.

Esta manera de empujar es peligrosa por dos motivos:

  1. Para el bebé porque disminuye el aporte de oxígeno, encontrándose cifras más bajas en el ph (indicador de la oxigenación fetal durante el parto). Empujar aguantando la respiración aumenta mucho la presión intratorácica e intracraneal y disminuye el retorno venoso. Hace que disminuya la frecuencia cardiaca de la madre y dificulta su oxigenación, y, por lo tanto también la de su bebé. Si pruebas a intentarlo, notarás una fuerte sensación de presión en la cabeza, que los ojos parece que se salen de sus órbitas, quizá mareo y presión también en los oídos. Por todo ello puede ser también especialmente perjudicial para algunas mujeres (casos de cardiopatía, desprendimiento de retina, hipertensión…).
  2. Para la madre, porque causan más daño al suelo pélvico. El pujo a glotis abierta, empuja más el contenido (bebé), que el continente (visceras), por lo tanto no lesiona tanto el periné como los que se realizan conteniendo la respiración.

Bibliografía:

  • (Barnett et al 1982, Parnell et al, 1986; Thomson 1993).