Cuando un bebé es alimentado con biberón

Las razones por las que una madre alimenta a su bebé con leche de fórmula son muchas y diversas: se puede llegar al biberón por decisión libre e informada o se puede llegar a él por dificultades físicas, psicológicas o logísticas diversas, falta de apoyo personal y/o profesional, falta de información verdadera… A veces se llega a él con tranquilidad y otras con dolor.

Pero si los motivos para llegar a la alimentación con leche de fórmula pueden ser variados, las necesidades de los bebés no lo son tanto. Coman del pecho o coman del biberón, todos ellos necesitan abrazos, contacto, estímulo, miradas, tiempo compartido…

Y todos pueden tenerlo. Porque aunque no todas las madres queremos, podemos o logramos amamantar a nuestros hijos, todas las madres podemos darles esas otras cosas. Algunas las haremos por instinto, pero algunos aspectos quizá no sean tan instintivos; disponer de la información adecuada puede ayudarnos a alimentar a nuestros hijos con leche de fórmula sin renunciar o perder otros tantos beneficios que tiene la lactancia materna. En definitiva, aunque el alimento sea distinto, podemos hacer que lo que rodea el acto de alimentar a nuestro bebé sea lo más parecido posible.

Las madres preguntan a menudo por la leche más adecuada, o se decantan por un biberón u otro; lo fundamental, no obstante, es cómo ofrecer ese biberón para que, al igual que la teta, sea calidez, disfrute, estimulación y mucho más.

  • Todos los bebés necesitan comer según su necesidad en cada momento: por eso, olvídate de las tomas de xx ml cada 3 o 4 horas. Cuando tu bebé presente signos de hambre, ofrécele la leche y que tome lo que necesite. No hace falta que apure el biberón entero si no lo quiere.
  • Todos los bebés necesitan brazos y abrazos: ofrécele el biberón en brazos, , todo el tiempo que tome biberón.
  • Todos los bebés necesitan estímulo: una de las formas de ofrecérselo a la hora de la comida es cambiar de brazo, igual que se cambia de pecho, para modificar la perspectiva.
  • Todos los bebés necesitan vincularse: por eso, mejor si es siempre la madre quien le alimenta, como sucedería con la teta. La posibilidad de que sean otros quienes den de comer al bebé y disfruten de ese momento es un deseo de los padres y de la familia, de los adultos; no del bebé. Y son sus necesidades las que debemos tener en cuenta en primer lugar. Aunque en ocasiones no pueda ser la madre quien alimente al bebé, es importante que las personas de referencia sean las mínimas posibles.
  • Todos los bebés necesitan succionar: el tiempo que pasan succionando un biberón es mucho menor del que pasan en la teta; por eso, puedes ofrecerle el pezón yo, si no te apetece hacerlo, ofrécele el chupete en brazos.
  • Todos los bebés necesitan que se respete su ritmo: por eso, llegado el momento, dejarán el biberón igual que dejan la teta.

El porteo, el colecho o los masajes son también excelentes oportunidades de disfrutar del contacto con tu bebé, de disfrutar tiempo juntos, de ofrecerle el entorno cálido y seguro que necesita y reforzar el vínculo. En ocasiones parece que son prácticas que van unidas a la lactancia materna, pero obviamente no lo son. Lo que son es, sin duda, prácticas que pueden ayudar a las madres y bebés que han llegado a la lactancia artificial con tristeza.

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