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29 Nov 2019
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25N Parir tumbada: Litotomía

Esta semana en nuestro blog, con motivo del "Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer", publicaremos una serie de fotografías cuya autora Claudia Sarra, nos ha prestado amablemente para visibilizar la violencia obstétrica como una forma más de violencia contra las mujeres. Acompañamos cada fotografía con un relato, experiencia real, de mujeres que la han sufrido durante el nacimiento de sus hijos.

Foto 5: "Ahora mando yo"

Me ataron de piernas y brazos, ¿por si acaso?

Tras quince horas en el hospital estaba exhausta, asustada y aún no entiendo por qué lo hicieron.

Me parieron atada de pies y manos

Por C.F.V . Septiembre de 2017 Hospital universitario de León.

Había imaginado miles de veces mi parto, supongo que como todas las mujeres, sobre todo primerizas. En ninguna de esas veces me imaginé atada de piernas y brazos, sintiendo el mayor miedo de mi vida.

Había entregado plan de parto con mis preferencias pero quedó anulado según ingresé, prácticamente en su totalidad, por un problema de salud que vieron en mi historia médica, y decidieron intervenir; nos infundieron tal miedo a mí y a mi pareja que apenas pudimos aceptar todo lo que nos dijeron.

Dí a luz en quirófano por si acaso. No dejaron entrar a mi pareja, por si acaso, aunque había dieciséis personas. Dieciséis profesionales, dieciséis desconocidos que apenas me hablaban para explicarme algo o para simplemente tranquilizarme.

Me ataron de piernas y brazos, ¿por si acaso?. Tras quince horas en el hospital estaba exhausta, asustada y aún no entiendo por qué lo hicieron.

Pedí que me aflojaran las correas de los brazos porque no llegaba a agarrarme a los estribos para ayudarme a pujar, pero de forma lacónica se limitaron a responderme que no me hacía falta.

Tenían razón, me cortaron, metieron una ventosa, una matrona empujó su antebrazo contra mi vientre y mi bebé estaba fuera. No digo nació porque creo que eso no lo define.

Agradezco que estuvieran preparados por si acaso se hubiera complicado pero no puedo evitar pensar: ¿era todo eso necesario? ¿es imposible compaginar una buena atención médica en un hospital del primer mundo en el siglo XXI con un mínimo de humanidad y respeto? ¿no tengo derecho a estar acompañada por alguien que suponga un apoyo en el momento más importante y más difícil de mi vida?

No hubo sufrimiento fetal, nada se complicó, no hubo ningún problema en ningún momento pero se curaron en salud. Las consecuencias para mí, tanto físicas como psíquicas, una vez fuera de ese quirófano, no es algo que a esas dieciséis personas les preocupe.