LucyLoCascio
25 Feb 2019
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25 de febrero ... y todos los días del año

Una noche estrellada con una luna enorme que refleja un camino sobre el mar o una mañana de nubes grises agujereadas por los rayos de sol. Esperanzada.

Estiro mi mano para coger de la nevera unos yogures. Miro la fecha de caducidad: 25 02 19 y suelto un pequeño suspiro; el cuerpo se me encoge, meto los yogures en la cesta y sigo buscando el resto de la compra. Resignada.

Realizando trámites cotidianos. Me toca rellenar formularios. La típica pregunta de ¿número de hijos? Pues yo te incluyo entre mi número de hijos pero, claro, tú no interesas, no cuentas para nadie más que para mí. Contrariada.

Dos hermanos jugando con mucha complicidad: el chico mayor protege y enseña y el pequeño, aprende y admira. Les observo e inevitablemente pienso en cómo le haces falta a tu hermano. Entristecida.

En el trabajo atiendo una llamada. Una de las preguntas rutinarias que debo realizar es la fecha de nacimiento. Basta que digan 25 de febrero del año que sea y mi mano tiembla al anotarlo. Por más que lo quiera evitar, mis pensamientos se llenan de ti. Mi corazón da un pequeño vuelco y la rabia me invade. Desconsolada.

Preparando en la terraza de casa la fiesta de cumple de tu hermanita. Veo una mariposa que llega y se posa. La miro sintiéndome bendecida y reconfortada porque siento que eres tú, viniendo a saludar. Acercándote para decirme que estás pendiente de nosotros. Reconfortada.

Nos colocamos para una foto pero yo sólo puedo pensar que faltas tú en todas las fotos que nos hacemos. Rota.

Todo esto y más cosas me hacen pensar en ti, como me pasa con ciertas canciones, conversaciones, lugares y personas. En verdad eres lo primero que viene a mi cabeza nada más despertarme y acostarme día tras día, sabiendo que me faltas, sabiendo que nunca dejaré de pensar en ti porque no sería natural. Y lo acepto y sé que no quiero que sea de otra manera. Determinada.

Comparto esto tan personal con la finalidad de crear conciencia. Para continuar con una promesa que me hice hace ya catorce años: la muerte de Santo no será en vano.

Desde la Asociación El Parto Es Nuestro llevamos muchos años solicitando que cambien los protocolos de atención para pérdidas perinatales. Las familias que pierden un hijo antes, durante y después del nacimiento necesitan recibir una atención especializada para evitar PTSD y cuadros depresivos entre otras condiciones médicas. Es imprescindible que los servicios socio-sanitarios comprendan de una vez que el duelo sería más llevadero si las familias se marchasen a casa después de una pérdida con recuerdos lo más bellos posible y habiendo sido tratados respetuosamente. Una atención adecuada en el momento preciso implicará menos gastos sanitarios a corto y largo plazo.
Mi hijo murió, pero no morirán ni los recuerdos ni los sueños que tenía para él.

Links relacionados: https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/recursos/documents/epen_y_umamanita_-_guia_para_la_atencion_a_la_muerte_perinatal_y_neonatal.pd https://www.elpartoesnuestro.es/blog/2012/01/30/las-voces-olvidades-un-libro-sobre-perdidas-gestacionales-tempranas