Arancha García
8 Sep 2014
  •  
2 comentarios

Pensando en alto

Esa matrona, borde, seria, burlona. Esa que te pareció una antipática, pero bueno, ¡qué le vamos a hacer! Algunas es que tienen un carácter... Total, la viste pocas veces, dos antes de parir y en las clases de preparación al parto. ¡Ah! Y para que te quitara las grapas de la cesárea, porque de lactancia, vaya, no te supo ayudar.

Qué nerviosa se ponía cuando alguien le preguntaba por parir sin epidural, ¿no? Qué irónica, que si parir como nuestras abuelas, que si «atraso»… Bueno, tú querías epidural, tampoco te llamó la atención.

Menos mal que no te supo ayudar. Menos mal que acudiste a grupos de apoyo, en los que te fueron dando información, pistas para ir siguiendo tu propio camino, para resolver tus problemas, porque no, amamantar a nuestros hijos no podía doler de esa manera inhumana, no tenía sentido, y lo sabías…

Menos mal que no te ayudó, que resolviste tus problemas de lactancia y amamantaste tantos años. Mucho no, muchísimo más de lo que habías pensado. ¿No había que dejar de amamantar al volver al trabajo? ¡No!

Menos mal que leyendo y leyendo, comenzaste a leer sobre partos, y menos mal que no te dio demasiada vergüenza acudir a una reunión de El Parto es Nuestro y escuchar, atónita, experiencias de partos que hacían sentir eufóricas a esas madres, felices, orgullosas. ¿Se puede parir así? Pero ¿entonces? ¿No es normal lo que pasa en los paritorios? ¿Cómo? ¿Que no debería ser así? ¿Que lo dice el Ministerio?

Menos mal, porque si no, seguirías ignorante, no habrías gozado de una preciosa lactancia, no estarías en una asociación que quiere cambiar la forma de parir y de nacer, y no podrías seguir trabajando para que esa matrona ya no pueda decir esas cosas, porque nadie la escuche, y porque sus jefes se lo prohíban. Para que ese discurso trasnochado vaya poco a poco quedando atrás.

Aún queda, porque ella ahí sigue; diciendo lo mismo, haciendo llorar a las mujeres, conduciéndolas de la mano a un parto no respetado, pero también haciendo que huyan como un resorte, lejos de ella, buscando y buscando, para lograr el parto que desean, y que merecen.

Encontrando, al fin, matronas empáticas y sabias, que dan información, opciones, y devuelven así a las mujeres la capacidad de decidir qué parto desean vivir.

[Imagen: Manifestación por un parto respetado, Puerta de Sol, mayo de 2012. - Banco de imágenes El Parto es Nuestro]