Ma. Belén Durango Ch.
31 Jul 2013
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6 comentarios

Desconexión y Conciencia

Por Ma. Belén Durango Ch.

Después de haber leído el libro “Pariremos con Placer”, de Casilda Rodrigáñez Bustos, mi cabeza se inundó de preguntas, pensamientos y emociones raras. Pienso en las mujeres de antes, las mujeres de ahora y las mujeres del futuro (como mujeres hablo de niñas, madres, abuelas, trabajadoras, profesionales, esposas, amantes, mujeres de todas las edades). ¿Qué tenían las mujeres en el pasado? ¿Qué tienen las mujeres en estos días? ¿Qué tendrán las mujeres después? Pues todas tienen algo en común, tienen dos corazones: el corazón que late para estar con vida y el corazón que late de amor. Me voy a referir al segundo corazón: el útero.

Según la Real Academia de la Lengua Española, “útero es la matriz de la mujer y de las hembras de los mamíferos”. ¿Acaso es solo un órgano? ¿Es el músculo más fuerte del cuerpo? Físicamente lo es, sin embargo es más grande y poderoso. ¿Cuán grande y poderoso es? Tan grande que es capaz de crecer para engendrar vida y tener corazones latiendo dentro de su corazón. Tan poderoso que palpita de amor, durante el orgasmo femenino, durante la lactancia materna y durante el parto, nacimiento y alumbramiento.

Las contracciones son latidos de amor, no son contracciones de sufrimiento. Duele porque se abre el cuerpo para dar vida a un ser, duele porque es un estado de transición entre la vida y la muerte. Sin embargo, a veces, o en la gran mayoría, duele mucho más. ¿Por qué duele más? Tal vez porque el cuerpo no acepta ese dolor, porque el cerebro no deja de pensar, porque el ambiente no es compatible, porque el apoyo emocional es pobre, porque hay desconexión. Desconexión con nuestros sentires, con nuestros saberes, con nuestro poder, con nuestro instinto. Desconexión con nuestro propio útero, con nuestro corazón de mujer.

Me pregunto ahora ¿qué hacemos? ¿Cómo volveremos a conectarnos en este mundo que vive la era de la conectividad interactiva con aparatos, celulares, tablets, tecnología, internet, comunicación entre computadoras, información en nubes, espacios cibernéticos? ¿Cómo lograremos que nuestras hijas se conecten con su corazón? ¿Cómo haremos para que nuestras hijas e hijos comprendan que existe también un espacio intangible pero real dentro de nuestros cuerpos?

Transcribo el siguiente texto del libro de Casilda Rodrigáñez Bustos, considero que contesta mis preguntas y, tal vez, las suyas: “Las mujeres tenemos que contarnos muchas cosas. De mujer a mujer, de mujer a niña, de madre a hija, de vientre a vientre… Es la recuperación de una sexualidad que debe impregnar todas nuestras vidas y las de nuestras hijas, desde pequeñas. Para parir con placer, hemos de empezar por explicar a nuestras hijas que tienen útero, que cuando se llenan de emoción y de amor, palpita con placer;… para que cuando lleguen a la adolescencia no tengan reglas dolorosas, sino que se sientan en ese estado especial de bienestar similar al de la gravidez… Hemos de re-conquistar nuestros cuerpos y re-aprender a mecer nuestro útero; sentir su latido y acompasarlo con todo nuestro cuerpo.”

Considero que es una respuesta muy profunda y si continúo podría ahondarla más. Por ello creo que la desconexión actual en la que vivimos, la podremos volver a conectar con nuestra propia conciencia. Solo con nuestra propia conciencia.

María Belén Durango Chávez es una de las coordinadoras del reciién estrenado Grupo Local Ecuador de El Parto es Nuestro. Para más información, contacta con grupolocales@elpartoesnuestro.es.

Quesi (unverified)
1 Ago 2013
El placer y el útero mezclados en la misma frase darán miedo a más de un misógin@...añade parto a esta ecuación y los ojos se les saldrán de las órbitas. Me encanta la imagen del útero como nuestro otro corazón.
Concha (Amamadoula) (unverified)
3 Ago 2013

Enviado por Concha (Amamadoula) (no verificado) el

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Preciosa entrada por la reflexión, algo que a menudo siento y algo que a menudo intento que las mujeres compartan. Hablar desde el corazón... sentir desde el útero. Reconexión... con una misma, con la Naturaleza, con la Vida... quizás ahí está la cuestión. Gracias, me ha gustado mucho. Abrazos.