Feria de San Isidro, Alcobendas, mayo 2012 ¡Se acabó la fiesta!
Pues sí, la fiesta se acabó. Después de una semana de no dormir, de hincharnos a bocadillos de panceta y de volvernos hosteleros improvisados, nuestra caseta de la feria de San Isidro en Alcobendas cerró el miércoles, tan vacía, limpia y silenciosa que parecía otra.
Ha sido un disparate. De principio a fin. Ya antes de comenzar lo fue, pues parecía un imposible, algo complejo y peligroso en lo que no teníamos experiencia alguna, y teníamos tan pocos recursos humanos y de tiempo... Pero tiramos hacia delante porque había que intentarlo como fuera, aunque saliera mal. Nadie va a llegar a nuestra puerta (¿nuestra puerta?) con un maletín lleno de billetes a financiarnos por nuestra cara bonita, por lo que, si queremos crecer, explorar cualquier mecanismo de autofinanciación que podamos encontrar (aunque sea una aventura como esta) es una responsabilidad que no podemos eludir.
Así nació este proyecto, con miles de dudas y miedos y muy poco tiempo para resolverlos, pero con el empuje y el entusiasmo de saber que estábamos haciendo lo correcto. Poco a poco la cosa fue tomando forma, encontramos gente maravillosa que no dudó en ayudarnos como nuestros amigos de la ONG Sintiendo el Sur, la parroquia alcobendina Santa María de la Esperanza y el restaurante SER, a quienes damos las gracias desde aquí.
Y llegó el gran día.
Con la lengua fuera, pero a tiempo, la caseta de El Parto es Nuestro se abrió como una más... Casi sin que se notara que era nuestra primera vez y estábamos temblando de miedo. A partir de ahí nos volvimos una oferta más dentro de la feria, pero una oferta diferente. Éramos la única caseta donde los niños eran bienvenidos, pero bienvenidos de verdad, con su propio espacio (muchas veces mayor que el de los adultos), sus mesas, sus sillas y sus pinturas, y sus propias actividades. La única en la que la vida familiar y laboral se conciliaba, también de verdad, y no era raro encontrar más niños que adultos detrás de las barras o un bebé a la teta de la persona que te atendía en caja.
Una apuesta sin duda arriesgada, pero la única que podía ser nuestra, y tal vez la clave para que, a pesar de nuestra pésima localización, nuestros errores de novatos y la complicada situación económica que atravesamos, hayamos superado la prueba con dignidad y ganas de repetir.
No podemos olvidar a nuestras familias, que se han volcado en el proyecto trabajando codo con codo a nuestro lado o realizando suplencias cuando no podíamos más. Quedándose hasta las 6 de la mañana todos los días y asumiendo importantes responsabilidades sin tan siquiera ser socios. Aguantando estoicamente nuestras ausencias, un día, otro día, y otro... hasta las tantas de la mañana. ¿Qué más podemos pedir? ¿Cómo podremos devolver tanta generosidad?
Durante estos días hemos vendido muchos bocadillos y bebidas, pero además hemos repartido muchos folletos (la mayoría de los cuales han acabado en bolsos, no en la basura), muchos globos con nuestro nombre e imagen, se han contestado muchas preguntas y se ha escuchado a mucha gente. No exagero con el número cuando digo que miles de personas han conocido la asociación por primera vez, y que cientos se han quedado con la idea de que existen cosas como el "piel con piel" o el foro "apoyocesareas", conceptos que desconocían pero que han despertado su interés y tal vez, solo tal vez, llegado el momento les puedan ser útiles.
Nunca sabremos la repercusión real de todo esto (ni de nada de lo que hagamos), pero sí tenemos claro que ha sido un paso más. Que hemos aprendido, hemos crecido, y hemos llegado a mucha gente. ¡Muchas gracias a todas y a todos! ¡Por tanto trabajo, tantas ganas, tanta ilusión y tantas visitas!
¡Y hasta el año que viene!
Para leer más sobre el proyecto de la feria: