Algunos problemas que pueden presentarse y cómo resolverlos: obstrucción, mastitis, abscesos, perlas de leche…

Obstrucciones y mastitis

Puntos blancos

La obstrucción de un conducto mamario causa acumulación de leche e inflamación en la zona o en la mama afectada.

Esto suele ser un problema transitorio debido a alguna dificultad física para el drenaje de la leche en un momento puntual, por ejemplo una postura forzada, una prenda ajustada, o simplemente haber pasado mucho tiempo entre tomas.

A veces se deben a un problema de succión del bebé, y en esos casos las obstrucciones suelen repetirse, y ser más difíciles de resolver.

Los síntomas más comunes son: Dolor, endurecimiento, bulto, y enrojecimiento de la zona. Acompañados a veces de febrícula y malestar.

Aunque muchas veces el único signo es el dolor; y la rojez y el bulto pueden ser menos apreciables.

En todo caso, lo que se indica es mantener e intensificar la lactancia del pecho afectado para favorecer el vaciamiento de la mama, y en definitiva deshacer el atasco, resolviendo la obstrucción.

Se pueden usar medidas físicas como aplicar calor húmedo antes de la tomas o frío después de ellas para bajar la inflamación local.

Las obstrucciones pueden durar de unas horas a unos días.

La mastitis suelen ser la evolución de una obstrucción no resuelta, y además de los síntomas en el pecho se acompañan de mayor malestar general y fiebre.

En las mastitis ”clásicas”existe un componente bacteriano (infeccioso) además de una inflamación más intensa.

No está demostrado que aplicar tratamientos antibióticos dé mejores resultados que usar sólo medidas físicas y antiinflamatorios, en caso de mastitis.

Como en cualquier infección hay que consultar al médico y lo ideal sería llegar a un diagnóstico preciso mediante cultivos y antibiograma, antes de proponer un tratamiento concreto. Muchos de los antibióticos más usados pueden ser ineficaces en estas infecciones.

Actualmente se está investigando el uso de probióticos como tratamiento alternativo y efectivo para las mastitis.

Además hay que mencionar las mastitis subclínicas o subagudas, que no se manifiestan con fiebre ni tumefacción, si no casi exclusivamente con dolor intenso de conductos y pezones, a menudo en forma de pinchazos hacia el interior del pecho, y a veces como obstrucciones recurrentes y puntos blancos en el pezón.

Los puntos blancos o perlas de leche, son como un tapón de leche solidificada cubierta de piel que se forman en el pezón y suelen acompañar a las obstrucciones, siendo habitualmente muy dolorosos. Los puntos blancos se pueden pinchar para eliminarlos o tratar con pomadas antibióticas según los casos. Las infecciones mamarias no causan ningún daño al bebé, que procesa las bacterias en su sistema digestivo sin riesgo alguno para su salud.

Abscesos mamarios

Cuando una mastitis no se cura o es mal tratada, puede evolucionar a un absceso.

Un absceso es una acumulación de pus en una zona del pecho que generalmente no drena hacia el pezón, y está cubierta por una cápsula fibrosa que el cuerpo fabrica para aislar la zona afectada. Lo bueno es que con esta cápsula se suele evitar una infección generalizada o septicemia, pero lo malo es que así también es más difícil que penetren los antibióticos para actuar en el foco de infección.

Para tratar un absceso es necesario extraer el pus. Esto se podría hacer idealmente mediante aspiración con aguja fina, pero casi siempre se hace mediante incisión quirúrgica y drenaje abierto, que requiere curas locales con antiséptico durante varias semanas.

En cualquier caso, un absceso no contraindica la lactancia, si no que siempre se puede seguir amamantado, incluso del pecho afectado, si el absceso no está muy cerca del pezón y no sale pus por los conductos.

La mayoría de las madres a las que se les da la oportunidad, deciden seguir con la lactancia y pueden hacerlo con éxito aun en el proceso de tratamiento y curación de un absceso mamario.