En memoria de Michel Odent (1930-2025)
Despedimos con profunda gratitud y respeto al Dr. Michel Odent, cuya vida y obra transformaron para siempre la forma en que entendemos el nacimiento. Su legado nos inspira a seguir luchando por un parto respetado, libre de violencia, donde las mujeres sean protagonistas y no pacientes.
Odent nos enseñó que “para cambiar el mundo, primero hay que cambiar la forma de nacer”, nos invitó a mirar el parto no como un procedimiento médico, sino como un acto fisiológico, íntimo y profundamente humano. Desde su trabajo en la maternidad de Pithiviers, desafió la medicalización excesiva y defendió el derecho de las mujeres a parir en libertad, con respeto, intimidad y sin intervenciones innecesarias.
En El Parto es Nuestro compartimos su visión: creemos en un modelo de atención que respete los tiempos del cuerpo, que escuche a las mujeres, que proteja el vínculo madre-bebé desde el primer instante, rechazando la violencia obstétrica; porque aún hoy, demasiadas mujeres son silenciadas, infantilizadas, sometidas a prácticas invasivas sin consentimiento ni necesidad clínica.
Michel Odent nos dio herramientas para cambiar esa realidad. Nos habló del poder del entorno, de la oxitocina, del silencio, de la intimidad. Nos recordó que el respeto no es un lujo, sino una necesidad biológica.
Y también nos habló del valor del acompañamiento continuo. Reconoció el papel esencial de la doula en el proceso del parto. Odent defendía que la presencia de una figura cálida, no médica, que acompañara emocionalmente a la mujer, podía reducir intervenciones, facilitar el parto fisiológico y mejorar la experiencia de nacimiento. Su investigación y sus palabras ayudaron a legitimar una figura que durante años ha sido ignorada y subestimada, y que hoy sabemos que puede marcar una diferencia profunda en la experiencia de parto.
Desde nuestra asociación, no solo honramos su memoria: la convertimos en compromiso y acción. Seguiremos alzando la voz, cuestionando protocolos, acompañando a mujeres y formando redes que defiendan el derecho a parir sin violencia. Porque cada parto respetado es un acto de justicia. Porque cada bebé que nace en paz es una semilla de transformación.