Adela Recio
26 Oct 2022
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¿Cómo va a haber machismo en la atención al parto si la mayoría de obstetras son mujeres?

Los argumentos del tipo «hay más cesáreas porque las mujeres son cada vez mayores» o «cómo va a haber machismo en la atención al parto si la mayoría de obstetras y matronas son mujeres» suelen ser planteados por los profesionales y colegios médicos que niegan la violencia obstétrica sin haber realizado la reflexión y el análisis en profundidad que cabe esperar de estos puestos y profesiones, quedando sus consideraciones estancadas en planteamientos tan simplificados que no resultan útiles para explicar ni entender lo que está sucediendo en torno a la atención al parto, ni las demandas que estamos realizando las usuarias del sistema sanitario.

Por eso y para dar respuesta a la pregunta de «pero ¿cómo va a haber machismo en la atención al parto si la mayoría de obstetras y matronas son mujeres?» hacemos aquí la siguiente reflexión.

Veamos en primer lugar algunas diferencias que existen entre los profesionales de la atención al parto por sexo:

  • La mayoría de los profesionales de ginecología y obstetricia de los hospitales en España son mujeres ⎯70% son mujeres en 2019, según las estadísticas del Ministerio de Sanidad [1]⎯.

  • Aun así, la mayoría de los jefes de servicio de ginecología y obstetricia de los hospitales siguen siendo hombres ⎯véase la tabla al final de este post ⎯.

  • Las estudiantes mujeres de enfermería y medicina se caracterizan por una mayor sensibilidad hacia la violencia obstétrica que sus colegas hombres, pues muestran más capacidad para identificar sus manifestaciones. [2]

  • Los profesionales hombres se caracterizan por realizar más intervenciones durante la atención al parto que sus colegas mujeres. [3]

¿Por qué existen estas diferencias por sexo entre los profesionales?

Estas diferencias por sexo no son fruto de una casualidad. Son la consecuencia y la reproducción de los estereotipos de género que impregnan todas las sociedades también la nuestra y cuyo ADN, el machismo, presupone la inferioridad y sumisión de las mujeres y que los roles de mujeres y hombres en la sociedad son diferentes: la responsabilidad de los cuidados para ellas, el rol de sustentador económico para ellos. Así, las mujeres, una vez incorporadas al sistema educativo, estudiamos desproporcionadamente carreras vinculadas a los cuidados [4] ⎯como medicina o enfermería⎯ pues el mandato de género nos impone la responsabilidad de los cuidados de la sociedad. Y por la misma razón, aunque seamos mayoría entre las sanitarias, los puestos de poder ⎯como las jefaturas de servicio de los hospitales⎯ siguen siendo para los hombres, pues el mandato de género presupone a los varones como los responsables del sustento familiar y, por tanto, disponibles para los puestos de trabajo más exigentes y de mayor responsabilidad, mientras que a las mujeres se nos reservan puestos que nos «permitan» continuar con nuestra doble jornada cuando llegamos a casa para poder cuidar.

La atención al parto en España está impregnada de esos mismos estereotipos de género. Y resultan muy dañinos porque presuponen y consolidan un papel sumiso de la mujer, despojándola de su capacidad para tomar decisiones durante el parto y para que estas decisiones sean respetadas. Por eso, los y las profesionales ignoran a menudo nuestro derecho a tomar decisiones informadas durante el parto y a ser respetadas en esas decisiones [5], lo que concluye en demasiadas ocasiones en una violación de nuestra integridad física y moral a través de intervenciones médicas no informadas, coaccionadas o incluso forzadas cuando la mujer las ha rechazado explícitamente. No resulta sorprendente que las estudiantes de medicina y enfermería sean más capaces de identificar las diferentes manifestaciones de la violencia obstétrica que sus compañeros de estudios varones: saber que estás expuesta a esta violencia facilita empatizar con las que ya la han padecido y, coherentemente, las profesionales participan menos que sus colegas hombres en una de sus manifestaciones más claras, el exceso de intervenciones.

Cuando organismos como Naciones Unidas [6], el Comité CEDAW [7] [8], la Organización Mundial de la Salud [9], el Parlamento Europeo [10] o el Consejo de Europa [11] señalan la violencia obstétrica como un tipo de violencia de género o contra las mujeres, están precisamente indicando que los estereotipos de género están afectando a cómo las mujeres son tratadas durante la atención al parto, privándolas de su autonomía y poder de decisión poniéndolas en el plano de inferioridad y sumisión que los estereotipos de género presuponen.

En conclusión, lo que las usuarias del sistema sanitario demandamos de los profesionales es que nos traten sin esa presunción, respetando totalmente nuestra capacidad para decidir y respetando completamente las decisiones que tomemos durante el parto, sin dejarse influir por estereotipos, prejuicios ni paternalismos que justifiquen que el personal sanitario decida por nosotras.

Tabla de hospitales públicos de la Comunidad de Madrid según sexo del jefe de servicio de ginecología y obstetricia, en octubre de 2022

Mujer

Hombre

Sin información en la web

Baja complejidad

H. El Escorial

X

H.U. del Tajo

X

H.U. del Henares

X

H.U. Infanta Cristina

X

H.U. Infanta Elena

X

H.U. del Sureste

X

Media complejidad

H.C.D. Gómez Ulla

X

H.U. Rey Juan Carlos

X

H.U. de Torrejón

X

H.U. de Fuenlabrada

X

H.U. Fundación Alcorcón

X

H.U. de Getafe

X

H.U. Infanta Leonor

X

H.U. Infanta Sofía

X

H.U. de Móstoles

X

H.U. Príncipe de Asturias

X

H.U. Severo Ochoa

X

H.G. de Villalba

X

Alta complejidad

H. Clínico San Carlos

X

H.U. Fundación Jiménez Díaz

X

H.G.U. Gregorio Marañón

X

H.U. 12 Octubre

X

H.U. La Paz

X

H.U. Puerta de Hierro Majadahonda

X

TOTAL

4

12

8

% sobre el total conocido

25%

75%

Fuente: información recogida de la web de la Comunidad de Madrid para cada hospital

[1] Estadística de Centros Sanitarios de Atención Especializada. Sistema de Información de Atención Especializada: https://pestadistico.inteligenciadegestion.sanidad.gob.es/publicoSNS/S/siae

[2] Mena-Tudela D, González-Chordá VM, Soriano-Vidal FJ, Bonanad-Carrasco T, Centeno-Rico L, Vila-Candel R, et al. Changes in health sciences students' perception of obstetric violence after an educational intervention. Nurse Educ Today 2020;88:104364.

[3] Calparsoro MU, Gutiérrez MJB. El SeXO de los obstetras y el género de parto vaginal. Progresos de Obstetricia y Ginecología 2009;52(4):221-226.

[4] Grañeras Pastrana, M., Moreno Sánchez, M. E., & Isidoro Calle, N. (2021). Radiografía de la brecha de género en la formación STEAM. Un estudio en detalle de la trayectoria educativa de niñas y mujeres en España. Ministerio de Educación y Formación Profesional.

[5] Mena-Tudela D, Iglesias-Casás S, González-Chordá VM, Cervera-Gasch Á, Andreu-Pejó L, Valero-Chilleron MJ. Obstetric violence in Spain (part I): Women’s perception and interterritorial differences. International journal of environmental research and public health 2020;17(21):7726.

[6] Informe acerca de un enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica, de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, de julio de 2019.

[7] Decisión CEDAW disponible en: https://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=25688&LangID=S

[8] Decisión CEDAW disponible en: https://tbinternet.ohchr.org/_layouts/15/treatybodyexternal/Download.aspx?symbolno=CEDAW%2fC%2f82%2fD%2f149%2f2019&Lang=en

[9] Declaración de la OMS (2014) sobre la Prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en centros de salud.

[10] Resolución del 21 de enero de 2021 sobre la Estrategia de la Unión para la Igualdad de Género.

[11] Resolución 2306 de octubre de 2019, sobre «violencia obstétrica y ginecológica».