ruizberdun
2 Feb 2017
  •  
3 comentarios

Jueves Históricos: La competencia de las matronas en España a través de los tiempos

Hoy tenemos el gran privilegio de presentar Los Jueves Históricos, una serie de entradas con perspectiva histórica escritos por la matrona Lola Ruíz Berdún para diferentes publicaciones y revistas; Lola ha tenido la enorme generosidad de cedernos tan interesante información para la publicación en el blog de El Parto Es Nuestro. Comenzamos con este texto para abrir boca:

La competencia de las matronas en España a través de los tiempos

Por Lola Ruíz Berdún

(Aquí se puede acceder al texto original en la publicación de La atención a la maternidad en diferentes países, la contribución de la comadrona; publicada por el Consell de Col·legis d’Infermeres i Infermers de Catalunya)

1.1. Introducción

Nadie duda de la antigüedad del oficio de matrona. Cada vez que se habla de la historia de las matronas se hace referencia a sus remotos orígenes. Pero precisamente debido a esa antigüedad resulta contradictorio que en España, hoy en día, tengan que realizarse campañas de visualización debido al desconocimiento que la población tiene de sus funciones.

Una de las razones de este desconocimiento es la escasez de estudios históricos sobre la profesión, una escasez debida tanto a que la historia de la medicina la han escrito tradicionalmente médicos varones, para quienes las matronas han sido meras auxiliares sin aportación a la «gran historia», como al hecho de que fuese una de las profesiones «a las que puede aspirar la mujer», perdiendo parte del valor historiográfico feminista, por no ser consideradas un grupo transgresor de las normas androcéntricas.

En España, las matronas fueron las primeras mujeres que pudieron acceder a matricularse en la universidad, aunque con unas condiciones especiales. Este debería ser un motivo suficiente para haberles dado mayor importancia historiográfica. Pretendemos mostrar una ligera revisión de la evolución de las competencias de las matronas que nos ayuden a comprender el desconocimiento que se tiene de estas profesionales hoy en día. Algunas de estas competencias han ido desapareciendo con el paso del tiempo, pero aparecen en textos tan antiguos como los diálogos entre Sócrates y Teeteto, escritos por Platón. 1.2. Cuidados obstétricos y neonatales La escasa producción escrita de las matronas sobre su actividad hace que esta deba ser estudiada a través de fuentes indirectas, o de lo que otros escribieron sobre ella, teniendo en cuenta que pueden ser opiniones sesgadas, ya sea por prejuicios de género o por intereses creados. De lo que nunca ha dudado nadie es del papel de la matrona en la atención a la madre y al recién nacido en el proceso del parto. Entre las referencias a los cuidados inmediatos al recién nacido que debía realizar la matrona, se encontraba el baño, el adecuado corte del cordón umbilical y la rectificación de la forma de la cabeza que recomendaba Bernardo de Gordonio, práctica que posteriormente fue criticada por Josefa Amar y de Borbón. Para estudiar cómo tenía lugar la asistencia al parto en la Edad Media se puede recurrir a las cartas públicas de parto. Eran las mismas parturientas, en su calidad de viudas, las que pedían la asistencia de un notario a su parto para que certificase el nacimiento del recién nacido. El objetivo era evitar problemas a la hora de reclamar la herencia para el hijo que nacía huérfano de padre, o para sus propios derechos de viudedad, cuyo disfrute estaba exclusivamente reservado a aquellas mujeres que habían tenido descendencia. También los partos de miembros pertenecientes a las familias reales en sus distintas épocas han dejado alguna constancia del trabajo de la matrona. A principios del siglo XX aún era habitual asistir el nacimiento en el domicilio de la parturienta. Entre las obligaciones de la matrona estaba ver a la embarazada antes de la fecha del parto para hacer el diagnóstico del embarazo, formarla en la higiene del embarazo y el puerperio, atender el parto a domicilio y visitarla diariamente, al menos los ocho primeros días del puerperio, para comprobar la temperatura y el estado de la madre y del recién nacido. 1.3. Cuidados ginecológicos, consejo genético y contraceptivo El catálogo de cuidados ginecológicos ofertados por las matronas a través de los tiempos ha sido de lo más variado: desde «recomponer virgos» para evitar el escándalo de una virginidad perdida antes del matrimonio hasta colaborar en la elección de la pareja como consejo genético ancestral, pasando por el tratamiento de diversos trastornos relacionados con la posición del útero o «madre» e infecciones ginecológicas. En ocasiones, se las reclamaba para examinar los genitales de alguna mujer y averiguar la integridad o no del himen, normalmente por motivos judiciales. A pesar de que las funciones ginecológicas desaparecieron de los planes de estudio, cuando se reguló su formación, algunas matronas siguieron tratando los «problemas de la matriz». Esta ocupación no pasó desapercibida para los médicos que deseaban acaparar este tipo de cuestiones y que las denunciaban como intrusas. Intentar evitar gestaciones y provocar abortos fue una tarea habitual de las matronas, tarea no exenta de riesgo, pues desde muy antiguo las diferentes leyes penaban muy duramente estas actividades. 1.4. Bautismo y amadrinamiento Una de las funciones tradicionales de las matronas fue la de administrar el bautismo de urgencia a los bebés en peligro de muerte. Tan importante se consideraba esta función que estuvo incluida dentro de los diferentes planes de estudio de la carrera de matrona hasta 1888, y aparece explicada minuciosamente en varias obras. Otra función relacionada con las matronas fue la realización de cesáreas post mortem a aquellas mujeres que fallecían en el transcurso del parto, con el fin de salvar la vida al bebé o al menos poder bautizarlo. Las matronas tenían, ocasionalmente, más actividades relacionadas con el bautismo. Si el parto transcurría con éxito, los padres le otorgaban a la matrona el privilegio de sacar al recién nacido de la casa y llevarlo a bautizar, actuando como madrinas del bebé. Una de las primeras matronas que estudió en el Colegio de Cirugía de San Carlos, Ramona Pascuala Enríquez, fue la madrina en 1799 del hijo de Teresa Bastante y José Alcázar. Cuando se inició en España la obligación de inscribir a los recién nacidos en el Registro Civil, no era extraño que la misma matrona que había atendido el parto fuese la encargada de realizar este trámite. Felipa Ortiz Martínez, matrona del pueblo de Paniza, en la provincia de Zaragoza, inscribió en 1890 a una niña llamada Antonia Iriarte Espinosa, que, años más tarde, sería a su vez matrona. 1.5. La función docente Hasta finales del siglo XVIII, época en la que la enseñanza de las matronas españolas se instituyó en los Reales Colegios de Cirugía, estas actuaban como docentes de sus mismas aprendizas. Esta transmisión de saberes empíricos se realizaba a menudo entre mujeres pertenecientes a la misma familia, que, además de recibir formación, accedían así a sus primeras clientas y heredaban el negocio familiar. Aunque la intervención de médicos y cirujanos interrumpió en España el proceso de transmisión de saberes sobre el parto de mujer a mujer, existen numerosos documentos de archivo que muestran que la transmisión matrilineal entre mujeres de una misma familia siguió produciéndose a lo largo de la historia. Los intentos por ser docentes dentro de su propia profesión fueron sistemáticamente rechazados, como le sucedió a María Iribarren en 1875 cuando propuso ser nombrada profesora de matronas, y ello a pesar de que no había ningún médico que desease ocupar dicho puesto. Salvo escasas excepciones propiciadas por las circunstancias políticas, las matronas no podían ser profesoras de las futuras alumnas e incluso estos intentos fueron calificados como intrusismo. 1.6. La matrona como auxiliar del médico La desaparición de la praxis independiente de las matronas fue un proceso lento pero inexorable. La campaña de desprestigio contra la figura de la matrona se inició en fecha tan temprana como el siglo XIII. Este acoso no solo perduró, sino que se intensificó durante los siglos siguientes. En el Reglamento para la enseñanza de practicantes y matronas de 1861, aparece consolidada esa función auxiliar del facultativo en los partos distócicos: «Sin embargo, como meros auxiliares de los facultativos, podrán continuar asistiendo a las embarazadas, parturientes y paridas». A finales del siglo XIX estaba aceptado que la matrona trabajase de manera autónoma en los pueblos, sustituyendo así a las «comadres rutinarias» que ejercían en ellos. Sin embargo, en las ciudades eran los médicos los encargados de la asistencia a los partos y las matronas pasaban a ser auxiliares de los médicos. En los años treinta del siglo XX, se puede dar por finalizado este proceso. Las matronas de dicha época, si bien seguían intentando defender y hacer crecer sus atribuciones, tenían interiorizada esa subordinación, e incluso se disputaban con los practicantes «ser el único auxiliar del médico». 1.7. Conclusiones Muchas de estas funciones que se han analizado fueron dejándose de ejercer gradualmente. Las causas hay que buscarlas por un lado en el interés creciente de los hombres médicos por encargarse de la salud sexual y reproductiva de las mujeres y, por otro, por el progresivo confinamiento de las matronas en instituciones cerradas. Poco a poco las matronas luchamos por recuperar un lugar en la historia y dentro de la salud reproductiva de la mujer que nunca debimos perder. Referencias en la página 24 de la publicación original
Montserrat (unverified)
2 Feb 2017

Enviado por Montserrat (no verificado) el

Enlace permanente
¡Qué interesante e incluso curioso...! Cuánta falta hace a la humanidad que las matronas respetuosas y de vocación recuperen su verdadero lugar. Gracias por vuestra gran labor.
Lola Ruiz Berdún (unverified)
17 Feb 2017

Enviado por Lola Ruiz Berdún (no verificado) el

Enlace permanente
Muchas gracias Montserrat. Es un placer saber que la gente te lee y que encima le gusta lo que escribes. Un abrazo. Lola
montserrat (unverified)
21 Ago 2018

Enviado por montserrat (no verificado) el

Enlace permanente
Artículo muy interesante y necesario. Las historia de las comadronas,son un colectivo a reivindicar e incluir como memória história de la ciencia y el humanismo. Gracias!