LaVozEsNuestra
16 Jun 2016
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Parir mola y lo sé gracias a ti

La historia de J.

Querida A:

Irremediablemente el nacimiento de mi pequeña troyana irá siempre unido a ti. A tu turno de aquel 16 de noviembre. Es curioso cómo Dios pone a personas en nuestro camino por alguna razón y casualmente tú, te cruzaste en el mío en día que nació M, mi primera hija. Dos años más tarde supe el porqué, supe la razón. Para ayudarme con el nacimiento de su hermana y con él ganar, no solo un bonito parto, sino una amiga.

Siempre pensé que la cesárea de M. no fue en vano. Me transformó como mujer y me hizo aprender muchas cosas que ahora no vienen a cuento, y una necesidad imperiosa de parir y de sanar esa herida emocional tan profunda.

Tengo muchísimo que agradecerte. Estás y siempre estarás en los momentos más bonitos y mágicos de mi vida. ¿Sabes lo importante que es eso para una mujer, una madre? Para mí lo es muchísimo. Me acababas de conocer y nunca olvidaré cuando me cogiste la mano en la sala antes de entrar a quirófano y con tu serenidad me dijiste unas palabras que me ayudaron a no sentir culpa en ese momento (la culpa, esa gran enemiga). En cómo colocaste a M. en mi pecho. Sentí que la naturaleza me había robado mi parto, pero no nuestra lactancia.

¡Gracias!

Y por supuesto, formas parte de la experiencia más preciosa y potente, salvaje, vivida en mis casi 34 años: el parto de H. Sin duda, sin ti, no lo hubiera conseguido.

Elegí ese día porque estabas tú y no me equivoqué. Eres mi ángel, mi talismán, A. eres luz… y das luz.

Me ha costado muchísimo elegir una frase para tu taza, tenía muchísimas en mente, me venían tantas palabras de agradecimiento a la cabeza… Pero cuando pienso en aquel día, llega volando una frase que dije esa noche ¡Parir mola! Y sí, parir mola, muchísimo y lo sé gracias a ti, que confiaste en mí.

Tienes una profesión preciosa e importante. Gracias por elegirla y sentirla, gracias por acompañarme ese día, gracias por tantos mimos, por cuidarme, ayudarme, por creer en nosotras, gracias por confiar en mi cuerpo y mi capacidad de parir a mi gordita, gracias por cada palabra de aliento y de cariño, por toda la fuerza, por sentir mi parto un poco tuyo, por emocionarte con nosotros, por tu energía positiva, por todos tus consejos (pozo de sabiduría natural), gracias por ayudarme a conseguir mi sueño, en definitiva, gracias por cruzarte en mi camino. Te estaré eternamente agradecida.

Gracias por dejar que te hablara sin parar en la playa. No sé cómo no salías corriendo al ver llegar a la pesada de la cesárea. Gracias por confiar en mí con respecto a tus niños, gracias por abrirme tu corazón y permitir que yo haga lo mismo. Gracias por ser mi matrona y amiga.

Simplemente gracias.

Con cariño.

J.

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