Nahia_Alkorta
29 Oct 2022
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Un hito importante... y mucho trabajo por delante

“El Parlamento Vasco insta a Osakidetza a seguir trabajando para ofrecer, en todas las ocasiones, una atención cercana y de calidad, manteniendo la asistencia obstétrica adaptada tanto a la evidencia científica como a los cambios socioculturales de nuestra sociedad, procurando, al mismo tiempo, que el proceso del parto/nacimiento siempre sea una experiencia positiva e inolvidable, sin olvidar el marco de seguridad y excelencia que en todo momento debe salvaguardarse".

Esta es la decisión que se tomó en el Parlamento Vasco el pasado 13 de octubre en sesión ordinaria en la que se trató una proposición no de ley sobre el caso de violencia obstétrica que motivó una resolución de la CEDAW.

Una decisión que, sin duda, celebro a título personal ya que establece un hito importante en el camino de la erradicación de la violencia obstétrica.

Pudimos escuchar las reflexiones sobre violencia obstétrica de distintas corporaciones y -opiniones propias y colores políticos aparte- lo importante fue que en la cámara se hablara de este tema de manera clara e intensa.

No es casualidad que el texto finalmente aprobado no incluya el término en sí, puesto que en ningún momento hemos podido ver ningún cuestionamiento de que la violencia obstétrica exista y que forme parte del servicio vasco de salud. Sin embargo, la negación y el cuestionamiento del término sí que lo vemos cada poco tiempo... No podemos obviar que, tras la resolución de la CEDAW de este verano que insta al Estado a tomar medidas por mi parto, ocurrido en ese mismo servicio de salud, el texto remitido como nota de prensa negaba los hechos y terminaba casi con el mismo texto que se acaba de aprobar.

La ley vasca de igualdad, en su última actualización, reconoce la violencia obstétrica como violencia machista, por lo que la Cámara es consciente de la realidad y de que sus raíces profundas se hunden en el sistema machista.

Ojalá este compromiso por trabajar en este tema se traduzca en un trabajo profundo de concienciación y voluntad política que vaya ligado a medidas eficaces de erradicación de esta violencia. Para ello, es urgente que los servicios de salud salgan del estado de negación ante esta realidad y hagan autocrítica. Resulta difícil de creer que vaya a ser a corto plazo puesto que escuchamos una y otra vez que gozamos de un servicio de excelencia.

Por suerte, las mujeres seguimos trabajando para que esto no quede en un compromiso banal y creemos firmemente que con voluntad y constancia esta violencia desaparecerá antes de que nuestras hijas tengan que sufrirla. Esperamos, de corazón, que la comisión de igualdad cumpla su compromiso de trabajar en torno a la definición de la violencia obstétrica y de su abordaje.