Carezco de pruebas concluyentes y de estudios detallados, mas mi experiencia escuchando a madres (y a mí misma) me basta para plantearos esta hipótesis: el caldo de cultivo del gen de la violencia obstétrica es el silencio.
Si nuestra madre no nos habla de sus partos, comencemos a sospechar...
Probablemente en su momento pensó que, guardándolos en un rincón del cerebro y disociándose, los olvidaría.
Probablemente no se ha atrevido a revisarlos, ya que sigue bloqueada, aunque hayan transcurrido décadas.
Probablemente sigue considerando que todas las intervenciones que entonces se le practicaron eran necesarias.