
Descubro esta importante iniciativa: la humanización de los cuidados intensivos. Personas que cuidan a personas y se vinculan a ellas más allá de la frialdad de las máquinas y el tratamiento. Y cuando el desenlace es fatal, lo sienten y expresan este sentir a los allegados comunicándoselo.
Su familiar no era un número, no era uno más, era importante, era único y así fue atendido y tratado, en las mejores manos profesionales y humanas, a la vez. Fue atendido durante la necesidad médica y tomado en consideración también después, recordado y valorado. Es un gran consuelo ante el dolor de su pérdida irremediable.