Por Bei Muñio
Hoy, según amanecía, mi niña se ha despertado para comer. La luz del Sol incidía en sus ojos grises de forma que parecían azul plateado, mientras nuestras mirabas se cruzaban en un momento mágico. Su papá perfeccionaba aún más el momento, fundiéndose con nosotras en un abrazo triple, acariciando mi cintura y su cabecita a un tiempo. La bebé nos ha dedicado su amplia sonrisa y su característico "gorjeo de tetita" para volver corriendo al pecho, se le escapaba la lechita.
Un momentazo, placer infinito, felicidad suprema, oxitocina pura. La intensidad de lo que estaba viviendo me retrotraía a su llegada al mundo.