
"Ayer, en el encuentro de mujeres y nacimientos, me abracé a mí misma, intensamente. Me perdoné. Y perdoné a aquella otra mujer. A esa mujer que en un momento crucial, durante el acto único e irrepetible de traer al mundo a sus hijas, se sintió sola, vulnerable, desamparada y herida. Nuestra historia, hijas mías, es sólo nuestra y ya no podemos cambiarla, nunca nada sucede como nos imaginamos... Pero he comprendido que las cosas que sucedieron en cada uno de vuestros nacimientos, nos hicieron más conscientes, más fuertes."
Verónica
"Somos mujeres poderosas. Mujeres rotas. Con una herida común.