Hay momentos en la vida de los que no podemos escapar; hay que pasarlos sí o sí: la salida de los dientes de leche y su posterior caída, la pubertad, la primera regla, la menopausia... Y si nos quedamos embarazadas el día del nacimiento de nuestro bebé está presente en nuestras cabezas desde el primer instante. Y empieza la búsqueda de ese sitio que nos acoja en esa fecha que ya nunca olvidaremos.
Pero la oferta que encontramos ya sea en la sanidad pública o en la privada, es limitada y no sólo desde una perspectiva cuantitativa. Limitada también desde el punto de vista de la empatía, del respeto, de la escucha, del acompañamiento...