De nuestra serie Relatos y Experiencias.
Quito, Los Valles, 2011.
Mi suegra llevaba varias semanas asegurándome que Mateo iba a adelantarse y que seguro nacía no solo en pleno puente de Carnaval, sino que además iba a hacerlo el día de mi cumpleaños. Entre risas y bromas nos fuimos a comer, pedí un risotto marinero que dejaría satisfechos a dos hombretones, y no dejé ni un grano de arroz. Eso sí, durante la comida no sabía cómo sentarme, estaba incómoda y no sabía por qué.