Ayer, 25 de noviembre, volvimos a denunciar que la violencia obstétrica es una forma más de violencia contra la mujer, contra sus derechos sexuales y reproductivos y contra sus hijos e hijas.
Ayer, 25 de noviembre volvimos a decir que, aunque el bebé esté a salvo, cómo estamos o cómo nos sentimos tras el parto es también prioritario. No somos contenedores de mercancía. Tenemos derecho a dolernos de nuestros partos pese a que todo saliera “bien”. Tenemos derecho a que nos duela nuestra cesárea, sobre todo si no ha sido justificada.
