946

Reclamación Hospital Universitario de Burgos

RELATO DE HECHOS:

- El 21 de abril de 2023 registré mi plan de parto en el Hospital Universitario de Burgos, centro sanitario donde iba a dar a luz. El plan de parto era un documento en el que reflejaba que mi deseo, lógicamente dentro de lo que se pudiera, era un parto con la menor intervención posible, manteniéndome informada en todo momento y participando en las decisiones. En el mismo hacía referencia al Informe de mi endocrino, profesional de ese mismo hospital que me ha estado haciendo el seguimiento durante el embarazo dado que tengo diabetes pregestacional tipo 1.

- El 20 de mayo de 2023 se me planifica el ingreso para inducción al parto, para lo que firmo un Consentimiento informado en el que se me informa en poco más de medio folio de lo que consiste la inducción, con frases genéricas y consignando una serie de procedimientos que se podrán usar “de forma individual o combinada”.

- Ingreso ese 20 de mayo a las 20:30 horas, y a las 12 de la noche se me examina, me dicen que tengo 1 cm ya dilatado y el cuello está blando, y me administran un tampón con prostalglandinas, para madurar el cuello. Me indican que a las 12 de la mañana, 12 horas después, me revisarán de nuevo, y me llevan a una habitación con mi marido.

- A las 9 horas de la mañana empiezo con contracciones cada 3 minutos, que van haciéndose más intensas y frecuentes hasta las 12 horas, que ya las tenía de intensidad media-alta y cada 2 minutos. En la planta me dijeron que lo suyo era aguantar las contracciones unas horas para que fueran dilatando, por eso estuve en la planta de 9 a 12 horas.

- Indicar que yo acudí con mi plan de parto en papel y con el informe del endocrino y me dijeron, respecto al informe de endocrino, que no le iban a hacer caso, que ellos en paritorios tienen un protocolo diferente para la diabetes y que ese iban a aplicar. Insistí mucho en que mi endocrino hizo un informe específico respecto a la glucosa que administrarme en el parto y me dijeron nuevamente que no lo iban a aplicar, que ellos aplicaban su protocolo. Destacar que es el endocrino del mismo hospital y el que lleva a las embarazadas. Lógicamente, si ese fue el caso que hicieron al informe del endocrino, el del plan de parto fue cero, como si no lo hubiera adjuntado.

- A las 12 horas me bajan a las salas “expectantes” y allí me aborda una sanitaria (desconozco si era enfermera o doctora) y que dice que me van a romper la bolsa. Le digo que llevo 3 horas con contracciones y que las tengo cada 2 minutos, y me dice que eso no son contracciones de parto y que me tienen que romper la bolsa, que “es el protocolo”. Me examinan, ven que he dilatado hasta 2 cm y que tengo más del 50% del cuello borrado, vuelvo a insistir en que no veo necesidad de romper la bolsa ya, pero me vuelven a decir que es el protocolo y la rompen.

- Serían pasadas las 12:30 cuando regreso a la habitación de expectantes. La siguiente contracción después de la rotura de la bolsa me tira al suelo de un plumazo y me quedo de rodillas en una almohada agarrada a la cama mientras sobrellevo las contracciones como puedo, ya que después de la rotura de la bolsa el dolor se triplicó. Aproximadamente una hora después logro levantarme y adopto en la cama la posición más llevadera.

Destacar que estuve en esa habitación hasta cerca de las 15 horas (no llegaba, según me ha informado mi marido), y en todo ese tiempo no tuve personal de referencia, diversas personas entraban y salían sin presentarse, sin saber quienes eran, y no permanecían en la habitación. Sólo me sentí acompañada por dos matronas que sí se presentaron y que me ayudaron a sobrellevar el dolor con calor y un masaje con una toalla.

Intentaron entrar para explorarme pero era simplemente imposible en el estado en que me encontraba.

- Pasada una hora de la rotura de la bolsa, y cuando por un momento pensé que quizá mi cuerpo se estaba acostumbrando a las contracciones tan fuertes, llegó otra persona, una mujer, no sé si enfermera o doctora, ya que no se presentó, y me dijo que me iba a poner oxitocina en la vía. Le dije que esperara, que con eso aumentaban las contracciones y el dolor y que ya las tenía cada minuto, y me dijo de nuevo que “ese era el protocolo” y me lo puso en la vía.

Cuando empezó a hacerme efecto la oxitocina ya no tenía contracciones, sino un dolor agudo insoportable lineal, sin descansos, me encontraba con los ojos en blanco y sin poder hablar. Un escenario absolutamente dantesco que no pareció importar a nadie de las múltiples personas que, como digo, entraban y salían de la habitación. De nuevo nadie me pudo examinar puesto que no tenía ni momentos de descanso ni me podía tumbar de los dolores.

- Con ese escenario, a las 15 menos algo solo pude decir “epidural”. Me acompañó una matrona o enfermera, ya no lo recuerdo, muy maja, otra persona con la que sí me sentí apoyada, me suena que se llamaba E., pero no lo sé con seguridad, rubia con un gorro con dibujos, con la que sí tuve contacto en la sala donde estuve después y ví poco antes de empezar los pujos, vino a despedirse de mí.

Una vez me pusieron la epidural me pudieron examinar, y resultó que estaba dilatada de 9 y con el cuello borrado, es decir, en dos horas y media había dilatado 7 cm y borrado totalmente el cuello. Me dijeron que eso era una barbaridad, y que debía haber tenido muchísimos dolores.... Sin comentarios, una prueba más de que la oxitocina y la rotura de bolsa sobraban claramente.

- Desde las 15:30-16 horas estuve en la nueva sala donde la epidural. Horas después, sobre las 19 horas más o menos, vinieron a examinarme y dijeron que estaba “completa”, y que en dos horas iba a empujar, sobre las 21 de la noche.

Desconozco por qué estuve 3 horas sin ser examinada si ya estaba dilatada de 9 y con el cuello borrado.

- A las 21 horas vino, quien posteriormente supe que era ginecóloga, y que es quien me asistió en los pujos. Con carácter previo decir que la situación vivida en esas dos horas fue absolutamente de vergüenza y falta de profesionalidad. Me encontraba con las piernas abiertas enfocadas a la puerta de entrada de la sala, y en la sala, en esas dos horas, entraron más de 10 personas, desconozco quienes eran y qué querían, porque ninguna se quedó, hablaban con la ginecóloga y se iban, viéndome la vagina todas esas personas y los transeuntes que pasaban porque había veces que dejaban la puerta abierta. Una de las personas que entró pude oir que le preguntó a la ginecóloga que qué quería cenar, simplemente de vergüenza. Tuve que empujar en un escenario de cero intimidad. Para mayor abundamiento, la ginecóloga en cada pujo me manipulaba la vagina muchísimo, sin haberme informado previamente de lo que estaba haciendo ni las razones de dicha manipulación.

Cuando pasaron las dos horas y no bajaba la niña avisó a otra ginecóloga, que cuando vino y me vió dijo textualmente “¡cómo tiene la vagina!”, disgustada, y se echó gel en las manos para examinarme.

Ahí me dijo que la niña estaba muy arriba y que había que practicar una cesárea porque llevabamos dos horas empujando y el Protocolo decía que dos horas máximo.

- Solicité que viniera mi marido conmigo y me dijeron que no. Me llevaron al quirófano, con la anestesia casi vomito en diversas ocasiones, tuviéndome que administrar más cosas.
Cuando al fin sacaron a la niña me la enseñaron 10 segundos y me dijeron que se la llevaban al padre para el piel con piel.
Como no entendía nada pregunté por qué no hacía el piel con piel conmigo, a lo que me respondío un sanitario que se encontraba en el quirófano “que era muy raro, que sería porque estaban muy liados”. La niña nació a las 23:27 horas, porque tenía un reloj que veía mientras me operaban. Estuve mucho más tiempo, y ya pasadas las 12 de la noche pregunté si es que pasaba algo, y de nuevo me dijeron “no pasa nada, es que a la niña la sacan rápido, ahora están de chachara más distendidos”, sin comentarios.

A todo esto, y dada la situación dantesca que llevábamos viviendo desde las 12 de la mañana de ese día 21 de mayo, mi marido estaba con un ataque de ansiedad porque no sabía lo que pasaba pero le habían llevado a él la niña y yo no volvía... de nuevo le dieron explicaciones genéricas de que todo va bien, sin más.

- Cuando veo el informe constato que la sección del cordón umbilical fue precoz, no tardía como solicité en mi plan de parto.

- Posteriormente en la planta no tengo más que agradecimiento del personal tan profesional y atento, salvo la ginecóloga que “me asistió” en los pujos, que tuve la mala suerte de que formaba parte del equipo de ginecólogos que me revisó.

Por otro lado, desde la operación no siento las ganas de orinar, me obligo a orinar cada x horas. Las ginecólogas me dijeron que hiciera ejercicios de suelo pélvico, pero en cuanto me dieron el alta el jueves 25 de mayo, fui a la matrona y me dijo que eso no era normal, que si seguía así tenían que examinarme.

En mi plan de parto consigné lo siguiente, lo cuál se incumplió flagrantemente en pro de un supuesto Protocolo fantasma del que no tengo conocimiento:

- Pedí que se aplicara el informe de mi endocrino y no se hizo.

- Pedí ambiente de silencio y luz baja, y tanto en la sala expectante como en la de los pujos principalmente, eso parecía una romería.

- No pude participar en las decisiones del parto, a pesar de insistir, tales como que no me rompieran la bolsa tan pronto y que no me suministraran oxitocina en ese momento, al encontrarme ya con

contracciones cada minuto.

- Indiqué que deseaba que se identificara el personal y tener una matrona de referencia, vaya chiste a la vista de los acontecimientos.

- Indiqué que deseaba que solo estuviera presente el personal necesario, de nuevo otro chiste, sobre todo en la vergonzosa actuación de los sanitarios en la sala de pujos, donde hasta hacían labores de camareros anotando menús.

- Indiqué que deseaba hacer yo el contacto piel con piel, y sin explicarme nada lo hizo con mi marido, desde luego mejor que dejarla en un nido, ya era lo que hubiera faltado.

- Indiqué expresamente que quería estar con mi marido incluso en caso de cesárea, y se perfectamente que eso se hace, tampoco se respetó.

Ante esta situación, el 31 de mayo de 2023 he enviado una reclamación con este contenido al Hospital universitario de Burgos, solicitando además lo siguiente, por si me planteara hacer más acciones:

- Copia del supuesto Protocolo inamovible que se me aplicó, y donde entiendo vendrá consignado que deben administrarse casi simultáneamente la rotura de bolsa con la oxitocina, independientemente de la situación del paciente.

- Número de pacientes ingresadas para dar a luz, de inducción y de urgencias, el día 21 de mayo de 2023 y la media de pacientes diaria de lo que llevamos de 2023, ya que los sanitarios repetían constantemente lo desbordados que estaban.

- Datos identificativos o al menos el número de colegiada, así como el Colegio profesional al que pertenece (si es de enfermeros, médicos o matronas) de la persona que me rompió la bolsa y de la que me administró la oxitocina.

Además les envío el relato a ustedes y lo he enviado al Observatorio de la violencia obstetrica.