Pérdida en Urgencias de la Fundación Jiménez Díaz
Mi nombre es Ángela. Quisiera compartir lo que ha sucedido para evitar una mala experiencia a otras mujeres.
El pasado sábado día 28 de junio de 2025, asistí al servicio de Urgencias de la Fundación Jiménez Díaz en Madrid debido a un manchado vía vaginal que se inició el día anterior, y dado que estaba embarazada de 11 semanas, decidimos acudir.
Tras la ecografía que me realizaron, pudieron ver que el embarazo no había seguido el curso adecuado y que el embrión no tenía latido. Por el tamaño que me dijeron que se veía, es probable que llevara sin vida unas 3 semanas.
Obviamente, dado que era un embarazo deseado, fue todo un shock. Aquí quiero apuntar que mi pareja estaba conmigo en todo momento, por lo que puede corroborar lo sucedido. Tras vestirme y tratar de mantener la calma para no llorar en exceso, nos sentamos a que nos contaran los siguientes pasos. Nos dijeron que había que proceder a limpiar el útero, es decir, a producir un aborto, y que podía realizarse de dos maneras: o vía farmacológica o por legrado. La primera de las opciones suponía tomarme una pastilla en ese mismo momento y, al día siguiente volver a urgencias de nuevo a que me pusieran la segunda medicación. Me informaron de que, tras esa segunda toma de medicación, podrían aparecer dolores similares a los de una menstruación y sangrado abundante. Nada más al respecto, y quiero incidir en este punto. Para el legrado, tenían que darme una cita en algún día futuro y es un proceso con sedación.
Dada la situación y ante la información hasta aquí facilitada, pregunté cuál de las dos era mejor, y me respondieron que la farmacológica. Nos preguntaron si teníamos más dudas, dijimos que no y me dieron una pantalla para firmar.
Con eso, me administraron la primera pastilla y nos fuimos a casa. A modo anecdótico pero que refleja la información con la que nos fuimos de allí, comentar que el domingo teníamos programada una barbacoa en casa con amigos y valoramos mantenerla, dado que pasar por un dolor similar al de una menstruación no es algo que me preocupara en absoluto. Sin embargo, anímicamente estábamos bastante afectados y preferimos no ver a nadie.
El domingo volvimos al mismo servicio de urgencias y, tras la espera, nos atendió otra doctora. Me hizo otra ecografía y me introdujo en el cuello del útero la segunda medicación, que ahora sé que se llama misoprostol. Me dijo que, en caso de tener dolor o molestia, alternara paracetamol con ibuprofeno. Este segundo no puedo tomarlo debido a que tengo colitis ulcerosa, así que me dijo que solamente tomase Paracetamol. Y así nos fuimos a casa.
Todavía en el coche, iba mi pareja conduciendo, ya empecé a experimentar un dolor bastante fuerte. Pero nada comparado con lo que venía por delante. No sé cómo explicar el dolor por el que pasé ayer hasta las 9 de la noche. Me es muy difícil expresarlo con palabras. Entiendo que el umbral del dolor es variable según la persona y que tendemos a menospreciar cuando alguien se queja por dolor. En 16 años que llevo trabajando, no me he cogido una baja jamás, he corrido carreras con 38 de fiebre, he pasado por esguinces sin saber que los tenía…apenas voy al médico, soy muy poco alarmista y nada dada a la queja. ¿Cómo poner en palabras lo que sentí ayer? Creo que lo que pasé ayer debe de ser muy parecido o igual a las contracciones de un parto. Leí que ponerse calor podía aliviar y, tanto me puse, que me salieron rojeces intensas en la zona de abdomen que ni vi hasta horas más tarde.
Y para todo eso, paracetamol cada 8 horas.
A la carga emocional de tener un aborto “no voluntario”, hay que sumarle el sufrimiento por el que tuve que pasar ayer. Un sufrimiento físico por el que no es necesario pasar. Primero porque hay medicaciones más fuertes que podían ayudar, y sobre todo, porque no debería ser la primera opción, tal y como me plantearon. El legrado puede ser más agresivo, pero no hay sufrimiento y lo sé porque me he sometido a uno hace años.
Cualquiera de las dos opciones tiene sus ventajas y desventajas y ninguna de ellas es igual en cada mujer. Y ninguna va evitar la parte de gestión psicológica. Por lo que estoy escribiendo esto, es porque reclamo el derecho a ser informada correctamente antes de decidir. Porque la decisión que tomamos (mi pareja también la tomó conmigo) la tomamos sin tener información básica del proceso. Y esa información la encuentra al buscar un mínimo en Google: El 38 % de las pacientes declararon experimentar dolor intenso (EAV ≥70) durante el aborto farmacológico.
Si me hubieran informado correctamente sobre el tipo de dolor que podía experimentar, no hubiera optado por el aborto farmacológico de ninguna manera. Un 38% no es un porcentaje en absoluto despreciable, hablamos de casi 4 de cada 10 mujeres, es decir, casi la mitad. Puedo asegurar que, si desgraciadamente me vuelvo a ver en esta situación, elegiré legrado.
Quiero añadir como último dato, que he hablado con la matrona, que me ha llamado porque le han pasado la nota de que había sufrió un aborto espontáneo. Le he contado la situación y me ha dicho que, desde su punto de vista, a las 11 semanas hay que hacer legrado. La versión farmacológica es para estados con menos semanas, dado que, en ese caso, no es tan doloroso.
Soy una mujer adulta, con una pareja que me acompaña y me quiere y han sido unos días muy duros. No quiero imaginar si hay mujeres que tienen que pasar por esto sin apoyo, por las circunstancias que sean. Por eso, quiero dejar constancia de lo que me ha pasado. No es una cuestión del servicio de urgencias, ni pretendo que se tenga un trato preferencial por ser yo, si no que el derecho a saber lo que te puede ocurrir tiene que ser protocolo, sea cual sea la situación. Si te hacen tomar una decisión, debe ser con información para poder elegir.