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Parto de Diego en occipito posterior de primeriza

Pasé el principio del embarazo confinada por la pandemia y trabajando desde casa sentada hasta que mi espalda no pudo más, alrededor de los 8 meses. Siempre tuve claro que no iba a poder con el dolor, que necesitaría epidural sí o sí. Me decían que el niño estaba bien posicionado de cabeza y que no tenía que preocuparme de nada, que esos dolores de espalda eran normales. Siempre decían eso de que el parto era un proceso fisiológico y que estamos preparadas para ello.

No hubo opción a hacer plan de parto o asistir a clases pre parto, sin embargo, sí que hice pilates hasta el final del embarazo.

Rompí aguas en la semana 41+6, habiendo pasado tan solo unos días antes los fuertes dolores de un cólico nefrítico (sin medicación en casa 2 días, creyendo que eran dolores normales pre-parto y que simplemente yo era una quejica) pasando por una exploración dolorosa innecesaria en el hospital al tercer día.

Al ser primeriza, esperé en casa lo máximo posible desde las 5 pm (unas 2 horas) y llegamos al hospital después de 3 horas de haber roto aguas a las 8pm . Una vez en el hospital, después de pasar por monitores, entré a la ducha que ayudaba mucho a pasar mejor el dolor y estuve algo más de 1 hora entrando y saliendo con mi pareja hasta que pudieron comprobar los cm de dilatación suficientes para poner la epidural que había solicitado por los fuertes dolores y pasarme a paritorio. Oí alguna queja de un sanitario preguntando por qué no llevaba mascarilla.

Tras hacer efecto la epidural me pude relajar y descansar un tiempo y ahí me informaron de que la posición del niño no era la correcta. Venía de cabeza pero miraba hacia delante, empujando la parte trasera de su cabeza a mi espalda (posición en occipito posterior, concepto que aprendí después), lo que dificultaba la salida y por tanto el niño tenía que rotar para poder salir más fácilmente.

Después de la noticia, empiezan los agobios, me dicen que van a introducir oxitocina para provocar las contracciones. Empiezan a decirme que empuje pero nunca tuve la sensación de querer empujar, entro en pánico. Se va el efecto de la epidural, empiezan los dolores fuertes, tuve que empujar de varias maneras: acostada tirando de una sábana e intentando incorporarme, acostada y empujando simplemente, agarrándome de la cama, pero no me dieron opción de quedarme de lado o en cuadrupedia. La matrona y otra persona dicen que sigue todo igual, que el niño no gira. Animan a mi pareja a mirar como se ve la cabeza del bebé para motivarme, pero sin mi consentimiento. A la segunda vez que le dicen de mirar le agarro el brazo para que pare. A mí también me ofrecen un espejo para mirarme, el cual rechazo ya que estaba en pleno shock por el dolor y la situación sin avance.

Durante varias horas entra y sale muchísima gente, me dicen que me van a poner más anestesia porque ven que estoy sufriendo durante horas, pero no funciona y hablan con la enfermera que la ha puesto (que parecía que se dormía por las esquinas). Cuando se acerca la hora del parto empiezan a venir los estudiantes (alrededor de 10 personas en total en paritorio) animándome a empujar.

Eran ya las 7 de la mañana y viene otra persona encargada que grita que por qué estoy tan cansada. Me informan de que hay que hacer una episiotomía y cortan un poco para comprobar si me duele. Al quejarme ambos se miran y la persona a cargo da el OK para cortar de nuevo. Lo recuerdo como un dolor de esos que te dejan en trance, aunque ellos decían que no debía sentir nada. Me indican que hay que usar fórceps y siento otro dolor aún peor, después de eso empujo otras 2 veces y ya nació mi hijo ante una audiencia con mascarilla, debajo de la cuál veo alguna expresión de espanto.

Al coserme siento dolor y me indican que no es posible.

Resultado de todo esto: 11 horas de trance, 120 minutos de expulsivo, 3 semanas sin caminar, hemorroides, hernia umbilical por el esfuerzo, granuloma por la episiotomía, pérdida de sensibilidad en la zona y dolor continuado desde entonces, además del trauma psicológico y sensación de no haberse respetado mi intimidad y consentimiento.

¿Es realmente esto lo que debería ser un parto en el siglo XXI?