149

Historia de Judith. Parto vaginal después de DOS cesáreas, Hospital Sant Jordi de Barcelona

Todo parecía indicar que se acercaría la fpp (6-ene) y que pasaría de largo sin muchas novedades… Todas las revisiones hasta el momento nos decían lo mismo, verde que te quiero verde… aunque las contracciones de BH se estaban haciendo cada vez más intensas, continuaban sin ser regulares, así que tocaba esperar…

La tarde del 5 decidimos salir con los nenes a la cabalgata del pueblo y estuvimos andando un buen rato… Decidí comprar mi camisón abierto de arriba a bajo, para el parto, en la mercería del pueblo. Sorprendentemente después de buscar en varias tiendas, encontré uno de esos de yaya muy puesta, horrible donde los haya, por lo que dudé en esperar a otro momento, total no tenía indicios de que el parto se fuera a producir inminentemente, por lo que igual tendría oportunidad de encontrar otro más bonito… aunque algo me dijo, cógelo, porque nunca se sabe… así ya tendría la bolsa del hospital terminada por si acaso…

Al llegar a casa esa noche las contracciones se sucedieron cada 3-5-10 min. de manera intensa, pero pude dormir bien… Esperaba que a la mañana siguiente, después de descansar se hubieran desvanecido, como todos los días hasta esa fecha.

Pero no fue así… me levanté y continuaban allí… algo era distinto a los días anteriores pero me decía a mí misma que todavía faltaba. Podía seguir haciendo vida normal, pero estaba más cansada y agradecía enormemente una silla cuando me daban una... Decidimos seguir con el plan establecido e ir a casa de los abuelos en la búsqueda de esos regalos que los reyes magos habían dejado a los nenes buenos, eso sí, con las bolsas del hospital en el maletero…

Hicimos recorrido familiar, de casa en casa, recogiendo los regalos de los peques, que ese día lo disfrutaron en grande… en parte me preocupaba ponerme de parto un día tan especial como ese por ellos… así que acabamos en casa de mis padres, con toda la calma del mundo, sobremesa de horas incluida, con contracciones cada 15-30 min. sin darles importancia.

Al llegar de nuevo a nuestra casa, ya de noche, no veía el momento en que los nenes se acostaran, porque la cosa era ya bastante molesta… al fin convencimos a los peques…. Yo ya estaba sentada en la birth-ball buscando aquellos movimientos que me aliviaran los riñones… algunas veces lo conseguía y otras no…

Mi marido tuvo que quedarse con el mayor de mis hijos, de 4 años, empeñado en hacerme masajes para hacerme sentir mejor en el dolor de las contracciones, pobrete mío, intuía que algo iba a ser distinto, a su mami le pasaba algo… Al fin mi marido me dejó sola en la habitación mientras él lo acostaba. Le avisé que si a su vuelta estaba dormida sería debido a que era una falsa alarma, así que no se preocupara. Eran las 23:00…

Al quedarme sola, aproveché para poner un poco de incienso y música relajante. Dentro de mí pensaba que era una falsa alarma, puesto que las contracciones apenas duraban unos segundos y aunque molestas posteriormente podía recuperarme perfectamente de ellas, incluso dormirme…pero pensé que si no lo era todo aquello que había visualizado que quería hacer durante la dilatación pasaría de largo, así que me dispuse a vivirlo como siempre había soñado que lo haría y si al final no estaba de parto, por lo menos sabría qué es lo que me aliviaría el dolor y qué no llegado el momento…

A esas alturas, ya en la birth-ball no estaba cómoda, así que me ponía de rodillas en la cama, con un montón de cojines bajo mi cabeza, sonaba música de Enigma y de relajación… tan cómoda estaba que me dormí a eso de la una. Hasta ese momento las contracciones se habían mantenido estancadas entre los 3-5-10 min. Y ya era la una de la madrugada.

A las dos mi marido regresó a nuestra habitación y me encontró dormida, así que se relajó y se dispuso a dormir… Yo me desperté con su entrada y me percaté de lo mismo… una hora durmiendo, ¿sería porque el proceso se había detenido y quizás al día siguiente se reanudaría? Por una parte pensé que mejor, porque mi marido tenía que regresar al trabajo, y por otra pensé lo duro que sería estar todo el día con esas molestias, con los nenes en casa, puesto que no tenían colegio…

En esta reflexión estaba yo cuando de repente se retomaron las contracciones, esta vez cada 3 min. y mucho más fuertes… de las que me hacían jadear tímidamente, buscando el confort.. a cada una de ella deseaba que le sucediera otra quizás de más intensidad, o que tuvieran una frecuencia más dinámica… algo que inequívocamente me dijera que había llegado el momento.

Por no querer molestar a mi marido y porque estar en la cama se me hacía imposible aguantar la contracción, decidí trasladarme al comedor, con mi música, mis cojines y mi tranquilidad absoluta de saber que estaba sola y nada ni nadie me perturbaría en mis pensamientos, donde tendría más libertad de movimientos y podría abstraerme, cerrar los ojos y dejarme llevar por esas sensaciones tan esperadas… La birthball donde tantas veces me había visualizado dilatando no me apetecía en esos momentos, pues sólo quería agachar la cabeza durante la contracción, cerrar los ojos y jadear… Recordé las palabras de Inma Marcos explicando que las mujeres en proceso de parto inicial buscan esconder su cabeza buscando una cierta intimidad y así me sentía yo, era mi confirmación de que iba en la dirección correcta… no quería abrir los ojos durante la contracción y buscaba el recogimiento….La cosa prometía!

Así aguantamos hasta las 5 de la mañana, hora en que decidí aprovechar los 3 min. entre contracción y contracción para despertar a mi marido… Mi idea era pedirle que se duchara y arreglara por si la cosa iba a más, aunque en todas esas horas todavía pensaba que nada me indicaba que el parto era inminente; ni tapón, ni pérdidas ni líquido… pero algo estaba en marcha seguro… y ya le pedí que no fuera a trabajar, puesto que no me veía capaz de sobrellevar yo sola el día con mis dos nenes en casa.

Se duchó él y posteriormente me preparó un baño de agua caliente. Me sumergí, pero las contracciones en esa postura no eran muy llevaderas y sentarme era imposible… así que me aseé un poco y decidí salir de ella… Desde ese momento, las contracciones eran ya dolorosas y me aliviaba estar sentada en la taza del water, jadeando como una loca: aaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhh, ooooooooooooooooooooooooh… las vocales salían solas de mi! Como nunca en las clases de preparación al parto en Migjorn pensé que me servirían! Me acordaba de Arianna diciéndonos que al abrir la boca abrimos la vagina y eso hacia… intentar decirle a mi cuerpo que se abriera… que quería que mi hija naciera en la más respetada intimidad, y que yo estaba dispuesta a ayudarla.

A las seis le pedí que avisara a mi médico para saber su opinión. Oí como le comentaba que tenía contracciones cada 2-3 min de unos 30 seg. Pero sin ningún otro síntoma…. Nos recomendó ir al hospital, y avisamos a las comadronas de Migjorn y a mi suegra para que viniera a estar con los nenes… Empezaba la parte difícil. Nadie en la familia sabía de nuestras intenciones y ahora estábamos en el momento de la verdad…. Me propuse no volver a la parte terrenal y centrarme en lo mío. Mi marido tenía muy claro cual era su rol, así que me dejé llevar a ese planeta parto que vivía en mi cabeza…

Yo me vestí y lo esperé en el sofá, otra vez con la cabeza metida entre cojines y jadeando, ojos cerrados, pensando en que cada dolor me llevaba a otro dolor con gran satisfacción…
Mi marido cargó el coche con toda tranquilidad y al llegar su madre le dio instrucciones al oído, para no distraerme en mi proceso.

Me dio su mano y me llevó al coche… Eran casi las siete de la mañana y hacía frío… pasó por mi cabeza la posibilidad que el trayecto y los cambios de temperatura congelaran el proceso, pero por otro lado sabía que no sería así…

Con los ojos cerrados fui viviendo mis contracciones, sentada en el asiento del copiloto, una postura muy dolorosa para sobrellevarlas, ya pronunciaba todas las vocales cuando se sucedían, con la garantía de saber que mi marido me estaba llevando el control de los tiempos, para poder dar el parte a nuestra llegada a la clínica. Cada frenada, cada cambio de ruta me molestaba profundamente y le pedía que no frenara, de manera irracional, sabiendo que no podía ser… El tráfico a esas horas de entrada a Barcelona es intenso pero tuvimos mucha suerte, pues todo fue rodado.

Llegamos a la clínica a las 07:30 pero no sé ni que recorrido ni si habíamos tardado más de lo normal por el atasco... cerrando los ojos me sentía más cerca de la nena y el dolor se disipaba... era como si me concentrara más. No veía el momento de llegar a la habitación y volverme a sentar en la taza del lavabo... donde la sensación de alivio era enorme...

Cuando llegamos, Guillem Hernández, nuestro ginecólogo, estaba esperándonos, así que mi marido fue a aparcar y el me llevó del brazo hacia dentro... Me dio instrucciones a cerca de las contracciones y le interesó muchísimo la manera de llevar la respiración, según él todo parecía ir en buen camino...

Llegamos a la habitación y poco después llegó mi marido. Guillem quiso explorarme en plena contracción, así que me quité ya la ropa y me puse mi super camisón comprado el día anterior... El tacto fue muy doloroso y la conclusión: 5cm de dilatación buen ritmo de contracciones, pero la nena estaba alta... Recomendaba romper la bolsa! horror! de mi boca salió un no! con la de cosas que había llegado a oír acerca de esta maniobra... Pero el doctor nos convenció de que habíamos de darle una oportunidad a que la nena bajara, pues la otra opción era la cesárea a largo plazo, porque la nena estaba muy arriba... así que accedimos y en una contracción la rompió: aguas claras y contracciones más fuertes... a esperar la evolución...

En ese momento, decidió escuchar el latido de la nena e informó a mi marido de que había dip 1 (bradicardia durante la contracción) y que habría que vigilar, pero lo dijo con normalidad, sin la necesidad de ponernos sobre aviso o añadir presión... Después de eso, se marchó y nos dejó solos.

Pedí ir al baño y allí estuve un buen rato, con los ojos cerrados y aguantando las contracciones agarrada a la pica de las manos sentada en la taza del water... Mi marido a mi lado, intentaba darme la mano, pero su contacto me molestaba.. Necesitaba estar sola...En ningún momento pensé en lo cómico de la situación, algo que reconozco que me preocupaba cuando pensaba en el parto... Las posiciones y mis movimientos salían solos, así que no los cuestionaba.

Llegaron las comadronas, Àngels y Eider, y de inmediato empezaron a organizar la situación. Gracias a Dios!... Al verme en el baño tanto rato le comentaron a mi marido de que me convenciera de salir de allí puesto que esa postura era contraproducente, así que él tímidamente me sugirió levantarme y caminar, a lo que contesté con un rotundo No!... luego supe que las comadronas le dijeron que bueno, si no quería… luego tendrían que ponerme hielo porque esa postura va mal para esa zona.

Me convencieron (al cabo de un buen rato) de que me tumbaraen la cama un momento para escuchar a la nena... pero las contracciones en la cama era insufribles... prefería estar sentada... No se como hay mujeres que pueden llevar todo este proceso tumbadas, realmente…. La cama iba y venía a cada contracción porque me ponía rígida como una tabla, sentada al borde de la cama, intentando no presionar la zona del periné porque era terrible la sensación de dolor. Una comadrona me masajeaba las piernas para evitar que me dieran calambres mientras mi marido me masajeaba la zona lumbar para aliviarme... todo un poema en el camerino de los hermanos Marx.

A partir de ese momento, el tiempo y lo que pasó se hacen confusos... sólo se que a cada hora venía el doctor a hacerme un tacto y ver la evolución, que siempre fue favorable... Agarré manos de no se quienes con tanta fuerza que hubo quien se tuvo que sacar los anillos.... Empecé a gritar de dolor, pero de una forma que nunca había hecho... pidiendo que me dieran algo porque me moría, pero claro, yo sabía que no podían darme nada ni quería en el fondo que me lo dieran... pero lo tenía que decir.... el parto iba a tal velocidad que no podía descansar entre contracciones, que ahora eran cada minuto y duraban para mi una eternidad...Cuanto dolor y sin saber cuanto tiempo! pensaba…. pero hasta cierto punto me daba igual! Recordaba a Noemí en su parto de 48 horas y me preguntaba si sería capaz de aguantar tanto tiempo a ese ritmo, pero con el ánimo de decirme a mí misma que si lo conseguiría, sólo tenía que encontrar una postura mejor, o pensar en el momento en que llegaría la hora de empujar… que por entonces sentía tan lejana… me tenía que preparar físicamente para aguantar todo aquello… y lo hice.

Finalmente, noté la sensación de empujar y lo comenté en voz alta... me llamó tanto la atención como mi cuerpo me indicaba lo que tenía que hacer que quería expresarlo... por detrás, luego me contó mi marido que la comadrona dijo que por mi manera de gritar todavía no era cierto... Pero yo notaba que si empujaba el dolor era distinto, no tan de riñones... aunque si muy molesto.... me daba miedo en el fondo no estar dilatada lo suficiente y hacerme daño por empujar demasiado pronto...Era una fuerza distinta a todo lo que había sentido hasta ese momento, como si desde debajo de mi pecho un peso enorme me llevara hacia abajo, y mi cuerpo pedía dejarme llevar! Imposible frenarlo.

Al cabo de unos tímidos pujos, mis gritos cambiaron totalmente y ya eran como gruñidos, cosa inequívoca de que estaba empujando ciertamente, así que de inmediato apareció Guillem para comprobar la evolución: dilatación completa, permiso para empujar.. y así lo hice, aunque no podía creerlo! Ya? O lo decía para animarme?... Mi marido me comentó que los gritos se oían en toda la clínica y que a esas alturas ya debían conocerme hasta en la tercera planta.. De hecho, mi ginecólogo estaba en quirófano y le tuvieron que avisar de que fuera corriendo porque yo ya estaba apunto, sólo por la forma en que me oían gritar!

Empujé con lo que creía que eran todas mis fuerzas, pero no era eficaz... El doctor me indicaba que la fuerza la perdía por la boca y que debía hacerla en un punto muy concreto que el me tocaba... pero yo pensaba que era imposible, porque lo hacía todo lo que podía y no era correcto... Cómo una mujer aprende a empujar en un punto tan concreto?? Como para dar paso a su hijo??? Cómo lo habían hecho millones de mujeres antes que yo??? Eso sí que fue muy difícil para mí…. Las bradicardias de la nena seguían y yo llevaba unos 15 min. empujando sin efecto, así que empezó a hablarme de hacer Vacuum... en aquel momento no sabía lo que me decía, pero me daba igual... seguí empujando con más fuerza.... Hubo un momento en que tanto las comadronas como Guillem estaban hablando de no se qué cosa y me molestaba horrores para empujar bien, así que en medio de la contracción los mandé callar... y la cosa mejoró enormemente... buf! que tranquilidad!!

Las comadronas me abrazaban y me susurraban al oído "ayuda a tu nena", "ánimos campeona"... a mi marido lo oía respirar profundamente preocupado... nunca me había visto así y creo que estaba muy preocupado por mi dolor y por lo que él si percibía… en el quirófano se empezaba a hablar de preparar para una posible cesárea, con toda la discreción para que no influyera en mi, pero él lo sabía y sufría por si después de todo lo que había sufrido y el esfuerzo de estos meses tenía que sucumbir en una cesárea...

Pero yo en ningún momento me cuestioné el dolor o el estado de la nena... yo sabía que las dos estábamos bien y sólo quería acabar y verle la cara... saber si era capaz de parir o no... yo allí, en mi habitación, sentada en la silla de partos rodeada de mi médico, mi marido y las comadronas, esperando pacientemente mi evolución...

Finalmente, Guillem nos sentenció, a la sala de partos y todo el mundo se movilizó para allí.... A mí me hicieron ir andando, estaba en el mismo pasillo, pero había que recorrer unos metros.. Así que me vistieron y entre mi marido y la comadrona me llevaron hacia allí... Recuerdo que pensé que narices de clínica es esta que no tienen ni una silla de ruedas o una camilla y tengo que ir andando en medio de la gente que está aquí esperando.... Entreabrí los ojos y pude ver a una embarazada esperando en un banco y pensé en la impresión que le estaba dando a la pobrecilla... porque seguro que mis gritos los había oído...

En estas estaba yo, cuando de repente noté el peso de mi nena tan a bajo que empecé a tener contracciones casi seguidas... y empujé y empujé.. colgada de los hombros de quienes se turnaban mientras se vestían para la sala de partos y las enfermeras me decían que la nena se me iba a caer.... y yo pensaba para mí.... con lo que cuesta empujar... no lo creo...

Ya llegados a la sala de partos, que era muy luminosa y cálida, Guillem nos dio la buena noticia de que la nena ya asomaba... mi marido me decía que ya estaba y yo pensaba que de nuevo me lo decían para animarme pero que todavía faltaba.... así que como no me lo creí me toqué y sentí la cabecita de la nena asomar entre mi pubis...El paseíllo había sido definitivo! lo que yo necesitaba! Que suerte que había andado!! me había librado de una buena!!!!

Guillem me invitó a cogerla pero temí desconcentrarme... con lo que nos había costado llegar hasta allí!!! y de repente empecé a empujar más fuerte y a sentir como me ardía toda la zona y en 4 empujones más salió la nena... llorando me la pusieron encima, resbaladiza y toda morada, con la cabeza un poco deformada por la salida...Eran las 11:05.

Busqué la mirada de mi marido y los dos lloramos de emoción mientras esperábamos que el cordón dejara de latir... ya no sentía ninguna contracción y me asombré como la nena recuperaba el tono y la forma redondeada de su cabeza.... el pediatra estaba cerca para revisarla de cualquier causa de la bradicardia..pero no hizo falta... estaba perfecta...

Guillem pidió a mi marido, que para entonces estaba en el planeta-parto como yo, para que cortara el cordón cuando dejó de latir y me avisó que con la siguiente contracción saldría la placenta, como algo caliente... y así fue.... no era una contracción muy dolorosa pero me sobresaltó un poco...pues yo ya estaba muy relajada y ese dolor me recordó todo lo vivido instantes anteriores...

Guillem nos informó de que el periné estaba intacto pero que tenía dos desgarros en los labios... uno de los cuales precisó un punto... aunque le pedí que no...pero me lo aconsejó....
Mi nena estaba mamando mientras nos mostraban el estado de la placenta...nunca la había visto y tenía curiosidad... al inspeccionarla, encontraron pequeños inicios de calcificaciones, síntoma de envejecimiento....nos enseñaron la parte de la nena y la parte en la que se unía al útero... algo increíble...

A la nena le hicieron Apgar mientras estaba encima de mi, tranquilita... ni le pusieron vitamina k ni otras inyecciones... ni siquiera brazalete de identificación, pues no hay nido y los nenes están siempre con sus padres....

Desnuditas, nos fuimos las dos en camilla a la habitación...pasando por el pasillo donde minutos antes había hecho el recorrido inverso... Ahora sí, la gente nos felicitaba tímidamente y yo les devolvía agradecida sus palabras de felicitación... Una vez en la habitación, allí nos quedamos, mientras me comía un fabuloso plato de lentejas que me supo a gloria!, esperando a la familia a los cuales ahora sí, habíamos avisado desde la sala de partos, con los primeros alardes vocales de la nena de fondo....

Fueron momentos mágicos de gran intensidad... tanto mi marido como yo estamos más que felices por la experiencia, más unidos... en una nube.... aunque reconozco que fueron momentos muy duros, pues aunque no se puede imaginar el dolor...aunque si prepararse....

Ahora cuando lo pienso, en como me abstraje y me metí en el planeta parto... no me lo creo!! fuí capaz de parir!!! Después de dos in-necesarias!!! ahora ya lo sabemos ciertamente... Ahora ya lo sé....

En cuanto a la familia, una vez supieron de la odisea que hemos vivido todos estos meses, buscando información, preparándonos para el parto, luchando por hacernos respetar… están más que contentos. Han visto la luz, al igual que nosotros, con respecto las dos in-necesarias anteriores… no hay color entre como fueron esos “partos” y como ha venido al mundo nuestra hija.

Me siento en deuda con todas las personas que nos han aportado información, energía y ánimos todo este tiempo. Por una parte estoy cargada de energía positiva y con ganas de decirle al mundo que lo he conseguido y que sí se puede, y por otro lado recuerdo las cesáreas de mis hijos y me siento triste por no haber sabido hacerme valer en ese momento tan importante. Les fallé en la forma de nacer, pero su hermana me ha reconciliado con sus nacimientos y sé que poco a poco lo iré encajando. Cada uno tiene que hacer su camino y el mío fue más largo. Me perdí por dos veces pero finalmente lo encontré.

Estamos muy satisfechos de lo vivido y del recibimiento que le hemos dado a nuestra hija. Se que la vida le reserva unas experiencias intensas, porque ha tenido el mejor comienzo posible.

Bienvenida Ïa