Entiendo y se, que puede haber un país en el que la atención al parto sea peor que la de España, me cuesta creerlo, pero puede suceder; pero bajo ningún concepto puedo comprender que debido a esa hipotética circunstancia debamos consentir que la atención al parto prosiga como está, en este nuestro territorio (de momento), España; es decir, se perpetúe en sus malas prácticas. Dañinas para la población.
Sinceramente, si tan mal está la atención al parto en otros países, lo que deben hacer es ponerse manos a la obra, leer, estudiar, informarse, organizarse, asociarse y luchar porque las cosas cambien. Como hacemos aquí.
Creo que no proceden mandatos del tipo "dejen de quejarse", acompañados de amenazas en firme como "o les mandamos a Cristina Kirchner...".
Cada país debe ejercer su soberanía popular, y no esperar y legitimar el que otro país resuelva sus conflictos internos, si eso es a lo que se refiere con la pregunta retórica "¿Vieron que siempre puede haber un país peor?".
Entre otras cosas, por actuaciones como esas, por confiar hasta el extremo en la bondad de lo "externo y ajeno", sin debate, sin discusión o adaptación; arrastramos hoy modelos importados (eminentemente norteamericanos), a día de hoy más que consolidados, no sólo de atención al parto, sino de producción, económicos y sociales, que afectan al amplio espectro vital del individuo. Donde la infancia, sale, realmente, mal parada; desde el mismo y preciso momento del nacimiento.
No debemos buscar que un territorio se "conforme" con lo que tiene, porque hay lugares peores, lo que aquí expresamos con el refrán "mal de muchos, consuelo de tontos"; sino procurar que todo aspire a la excelencia, en la mayor cantidad de lugares posible.
Un saludo,
Adriana