En cualquier caso, es nuestra condición humana más inquietante: hacernos eco de nuestras inquietudes, de nuestra salud.
Se perpetúan cadenas viciadas de errores y cegueras humanas, arrastradas históricamente, que lastran nuestras experiencias presentes; nuestra obligación es que eso no suceda a través de nuestro silencio y nuestra pasividad.
Gritemos hasta que salten todos los eslabones.
Un saludo,
Adriana