Candy, recuerdo muy bien cómo y cuándo llegaste a esa asociación. Estabas cabreada, herida, enfadada con el mundo y contigo misma, triste y con mucha necesidad de saber lo que te pasaba. No sabías que hacer con toda esa energía, pero al poco tiempo has sabido coger toda esa energía y convertirla en fuerza, una fuerza bestial que ahora mueve muchas cosas, y fuerza que ya ha conseguido cambiar muchas cosas, para ti y para los demás. Muchas gracias, gracias por ser tan sincera y compartir y contar, Candy. un abrazo, Angela