Es verdad también todo eso, Anabel. Pensamos (muy ingenuamente) que todos ellos saben lo que hacen y que nos ponen a nosotros en primer lugar. Y no es cierto en muchas ocasiones. A algunos el sistema también los ha machacado de tal manera que pierden toda la empatía.
Al final los que lo pagamos somos los que entramos pensando que nos van a cuidar y que van a ser sinceros con nosotros.