Diana Montero
6 Mayo 2013

Hola, María:

Ninguna te tomaría por una "traidora a la causa", ni mucho menos. Simplemente, creo que has entendido mal el objetivo del artículo, que no es otro que desmitificar eso que a todas nos han dicho de que "una cesárea no duele", con la consiguiente banalización de, como tú bien dices, una operación de cirugía mayor abdominal.

Siento mucho que pasases por una cesárea en tu primer parto y deseo que en el futuro vivas la experiencia de un parto respetado y sin intervenciones innecesarias. Pero tengo que discrepar cuando comparas la recuperación de un parto vaginal con la de una cesárea, por mi propia experiencia y la de las mujeres que me rodean.

Mi primer hijo nació por cesárea y mi recuperación, si bien no tuvo complicaciones añadidas (seromas, etc.), fue difícil para mí tanto a nivel físico como psicológico. Inclinarme para cogerle en brazos era para mí una pesadilla. Mi segundo hijo nació por parto vaginal y normal y puedo decirte que tras alumbrar la placenta me sentía llena de energía y con  ganas de levantarme y hacer cosas. Al día siguiente me fui a pasear con mi marido y mis hijos y lo repetí a diario. Podía agacharme y levantarme, coger a mi hijo y colocármelo en el fular ¡yo sola!; estaba estupendamente y nadie se creía que hubiese acabado de parir... Vamos, ni punto de comparación con una cirugía. Pese a tener un pequeño desgarro que no requirió sutura, hacía mi vida normal sin problema alguno.

¿Podría ser, quizá, que tu compañera de habitación tuviese una episiotomía, por ejemplo? A mi madre se la practicaron en su primer parto y ella siempre recuerda (fueron muy "generosos" en el corte y le dieron puntos casi casi como para recibir una thermomix gratis, jeje) que tuvo "todo negro hasta el culo durante tres semanas". Podría ser un caso similar y en ese caso claro que la recuperación no es ningún regalo...

Por último, estoy de acuerdo contigo en que a mí, estando embarazada de mi primer hijo, no me apetecía leer nada "triste" o que pudiese afectarme negativamente, pero ¿qué hacemos entonces? ¿Escondemos la información? ¿Decimos "y si es cesárea no pasa nada? Entiendo que este artículo no te guste (a ti y a otras muchas personas, me figuro, como entiendo que sí te gustarán otros, o eso espero, jeje), pero puedo asegurarte que su objetivo en ningún caso es meter miedo y sí reivindicar el derecho de una mujer a contar cosas que la sociedad en general no quiere oír: que la recuperación de una cesárea es dura (aunque es cierto que yo también conozco mujeres que la han llevado genial y enseguida han recuperado su actividad anterior sin mayor problema, todo hay que decirlo) y que para muchas de nosotras supone un trauma a nivel físico y psicológico.

Y después de esta chapa me despido y te mando un fuerte abrazo; aunque discrepemos en la forma de tratar ciertos temas, creo que estamos de acuerdo en lo fundamental y eso nos sirve de impulso para seguir avanzando.

 

Un saludo,

Diana.