El caso es que no morían tantas, reitero. Cuando hablaba con mis abuelas de estas cosas, ninguna de las dos fue capaz de referirme un solo caso de muerte en parto en casa, y mira que ellas parieron en el peor momento, durante la guerra y la posguerra inmediata, con más desnutrición, falta de medios, etc, que nunca. Mi abuela de Madrid sólo se alegraba de que al parto de mi tía no hubiese llegado a tiempo el médico que llamaron, porque la niña venía de nalgas. Lo que decían de él era que a todos los bebés los sacaba a trozos. La matrona era muchísimo más segura en su opinión.