Susana he visto esos ganchos...En fin, no podía dar crédito. Una especie de helicoide metálica, con los bordes aserrados, conectada a un cable.
Me quedé fría. Aún hoy lo recuerdo siento un escalofrío. ¿Hay tan poca vergüenza de dañar físicamente a alguien incluso aun cuando no ha terminado de salir del vientre materno?
Este sistema está loco, y esas personas deben de ser muy desgraciadas y estar muy desconectadas del mundo de los sentimientos y la sensibilidad, para asumir esas técnicas aberrantes. Desde luego parece que jamás hacen el aconsejable ejercicio mental, balance lo llaman algunos: beneficio vs perjuicio de las cosas.
Da que pensar. Caminamos en otra dirección...
Menos mal,
Un abrazo
Adriana