El hospital Infanta Leonor tiene un protocolo hermoso en el que hace gala de su mínimo intervencionismo para que luego con toda la tranquilidad del mundo programar inducciones sin ninguna justificación y ejercer de la violencia obstétrica que ya conocemos de otros lugares. No os dejéis engañar, yo elegí ese hospital para parir con respeto y salí cortada, cosida, con kristellers de regalo y lo que es más importante, con mi niña lesionada por culpa de esos "maravillosos profesionales" que amedrentan y maltratan a la parturienta, aunque le dejen dilatar horas al ritmo de syntocinon, con monitores, goteros, mascarillas de oxígeno, drogas para subir el ritmo del bebé y fórceps para acabar. Es un aviso a las que pensáis que existen "islas" de atención normal al parto en Madrid - mi amarga experiencia dice que simplemente no. Seguiremos luchando, ya que ni a mí, ni a muchas de vosotras la frase "esto es lo que hay" nos vale.