Yo dejé de creer en mi primera visita embarazada al gine mago. Luego tuve la suerte de tener buenas amigas que me confirmaron la verdad y ahora tengo la suerte de intentar decir la verdad. Eso sí a quién quiere escuchar, que las hay que siguen creyendo aunque les traigan carbón , pobres, seguro que piensan que merecían .