Estoy muy de acuerdo con todo lo que habéis comentado, y añadiría un horror más: el horror de tener que contestar "muy bien, gracias" a la pregunta "¿cómo te encuentras?" Porque las mamis, además de tener que ser sumisas, de no gritar, de no pedir nada, de no ser nadie en su parto y de que todo el mundo las pueda tratar como un mueble, además, no tienen que quejarse tampoco en el posparto. Todo ha ido muy bien, fue una fiesta, el bebé está vivo (oh, un médico lo rescató del cuerpo de su madre, ¿qué mas podemos pedir?). Nadie habla con la mamá, pero seguro que si alguien lo hiciera ella contestaría con una sonrisa lo bien que se siente, aunque es probable que por dentro sólo tenga ganas de llorar.