Me imagino a un adolescente guardando con mucho cariño este artilugio en un rincón de la habitación...contándole todas las historietas del insti...preguntándole las dudas sobre la vida, y contorneándose para intentar introducir su enorme cuerpo entre esas dos manos con guantes blancos, para sentir lo que sería un tierno y pequeño abrazo de plástico. Acariciando el plástico del mastil, y limpiando con un trapito todos los días la base cóncava del cacharrito, porque se almacena mucho polvo.
Me imagino toda una generación de adolescentes ofendiéndose ante la expresión: "¡me cago en tu sujetabiberones!".
Me imagino a toda una generación de jóvenes despreciando a sus padres, como a un desconocido más. Imagino a una generación de jóvenes que no han conocido el calor humano.(Perdón, esto último no hacía falta imaginárselo, ya viven entre nosotros.)
Si el cacharrito de marras pretende sustituir la función de la madre, aun dando el biberón lo llevan claro.
Por otro lado me ofende tremendamente que sean imágenes de mujeres malhaciendo tres cosas a la vez, las que aparezcan en las imágenes. Los hombres, si se lo proponen, y quieren, también pueden.
Un saludo,
Adri