Muchas gracias a todas las blogueras y participantes que habéis contado vuestra experiencia. Yo a día de hoy soy un futuro padre. Varias habéis hecho referencia a la palabra "luchar", y me temo que desgraciadamente eso es lo que se nos avecina a mi mujer y a mí en las próximas semanas: una "pelea" sin cuartel para evitar la cesárea programada.
Mi mujer es primeriza,y hemos entrado ya en la semana 37 de embarazo. Ella ha tenido un embarazo estupendo, y nuestro niño pesa aproximadamente 2.6kg, mide unos 47 cm, tiene una frecuencia cardíaca magnífica, movimientos frecuentes, buena irrigación a través del cordón umbilical, buen líquido amniótico.. está todo perfecto, vaya.
Pues hete aquí que hoy en la consulta (privada) nos han propuesto.. inducir el parto ya mismo!! Nos han dejado boquiabiertos y muy preocupados. En la semana 37, con todo correcto, pero sin rastro alguno de contracciones uterinas, y sin ni siquiera haber hecho un sólo tacto.. No nos podemos creer que nos hayan propuesto eso. ¿El argumento? Que el niño viene "pequeño". Así tal cual. Todo ello a pesar de que ellos mismos reconocen que el niño está ganando unos 100 gramos de peso por semana. No lo entendemos. Si el argumento para sacarlo es que está pequeño, ¿por qué no dejarle crecer y fortalecerse un poco más?
No entiendo por qué esa manía de intervenir prematuramente cuando no hay argumentos sólidos que lo justifiquen. Sabemos que si a mi mujer la inducen ahora, el parto va a acabar seguro en una cesárea. Su útero no está todavía preparado para dar a luz de forma natural. Nos piden firmar un consentimiento informado para aprobar la intervención, pero mi mujer y yo no queremos. Pero ellos nos insisten en que esa es su recomendación (y ellos son los expertos). ¿Qué podemos hacer? De momento hemos ganado tiempo pidiendo que le hagan chequeos semanales, pero sabemos que a la próxima visita en cinco días nos van a volver a poner la hoja delante. Va a ser muy desagradable tener que negarse de nuevo, y podría desembocar en un enfrentamiento abierto con ellos. Estamos decididos en pedir segundas y terceras opiniones antes de tomar esa decisión, pero nos da reparo porque podrían interpretarlo como falta de confianza en ellos. Para nosotros ya es muy tarde para cambiar ahora de ginecólogo, pero estamos preocupados. Se avecina una pelea en la que vamos a sufrir una presión terrible, donde quien se supone que es tu amigo actúa como tu enemigo. Pero la salud de nuestro hijo y de su madre están en juego. Al menos tenemos la última palabra: sin nuestro consentimiento, no habrá inducción.
Por razones obvias permanezco en el anonimato, pero agradecería enormemente que alguien nos pudiera dar algún consejo o ayuda para no engrosar la triste lista de cesáreas programadas innecesariamente.
Un abrazo
G